“Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y nervio de la raza”…… (Augusto Nicolás Calderón Sandino)


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miércoles, 10 de noviembre de 2010

NICARAGUA : Los jóvenes de entonces y de ahora: apuntes de historia sobre Carlos Fonseca y los sandinistas. Daniel Ortega Saavedra

Por: Daniel Ortega Saavedra
9 noviembre de 2010

Buenas noches ¿cómo están? Aquí está con nosotros Carlos... Carlos Fonseca, Tayacán vencedor de la muerte, y estamos conmemorando el 34 Aniversario de su caída en combate. Y aquí están con nosotros, Tomás, Lenín y Rosario, pero sobre todo, están con nosotros, ustedes... ¡Juventud, Divino Tesoro! Sin la juventud, no hay ni presente ni futuro, ni hay Revolución; con la juventud, está garantizado el cambio que estamos promoviendo en nuestro país, el cambio pacífico, la Revolución pacífica que estamos promoviendo en beneficio de aquellos hombres y mujeres, de aquellas familias por las cuales luchó y entregó su vida, Carlos Fonseca.
En un día como hoy, estando aquí Tomás, Carlos habría cumplido este año, 74 años; Tomás es un poquito mayor que Carlos, ambos nacidos en Matagalpa, los dos nacieron en Matagalpa; de tal manera que cuando Tomás estaba preso... Tomás era un poco mayor, ya era estudiante universitario, Carlos estaba en la secundaria, y a Tomás lo habían capturado y lo habían torturado junto con otros patriotas nicaragüenses; la tiranía somocista, que era armada, financiada, entrenada por los gobernantes norteamericanos que se iban turnando en los Estados Unidos, ellos siempre respaldaban, armaban, financiaban, entrenaban a los verdugos del pueblo.
Para esa época, para esos años, se levantaron campañas, pidiendo la libertad de los prisioneros. Entre los prisioneros estaba Tomás, y entre los que andaba por las calles, un muchacho de secundaria, luchando por la libertad de los presos, por la libertad de Tomás, estaba Carlos Fonseca. Fíjense lo que es la historia, ¿qué se iban a imaginar entonces, Carlos y Tomás, que se iban a encontrar en lo que fue el proceso de echar raíces, crecer y desarrollarse, del Frente Sandinista de Liberación Nacional?
¡Qué nos íbamos a imaginar también entonces, para esos años...! Esto fue para el año 56 y Carlos después fue detenido también, en esa misma época, por andar luchando por la libertad de los presos... ¿qué edad tenía Carlos en ese entonces, Tomás? Carlos tendría 74 ahorita y son 6 años de diferencia entre ustedes.
Palabras de Tomás Borge
Carlos fue capturado, con motivo de la muerte de Somoza, y yo estaba preso en El Hormiguero, que quedaba por aquí. Cuando entró, me dijo: "no dije una palabra, sólo dije que vos y yo somos comunistas". Fue lo único, después estuvimos juntos en una celda, después él salió primero y se fue para Moscú.
Palabras de Daniel Ortega
¿Pero, la anécdota de que Carlos anduvo pidiendo tu libertad?
Palabras de Tomás Borge
Carlos formó el Comité por la liberación de los presos.
Palabras de Daniel Ortega
O sea, vos quedaste preso, es lo que yo decía, Tomás quedó preso todavía, y Carlos formó el Comité para luchar por la libertad de Tomás y de otros compañeros presos.
Palabras de Tomás Borge
Edwin Castro, Ausberto Narváez, Cornelio Silva, Juan Calderón. Cornelio Silva, Edwin Castro y Ausberto Narváez, fueron asesinados; Juan Calderón logró fugarse de la cárcel.
Palabras de Daniel Ortega
Juan Calderón, recuerdo, porque yo entonces andaría por los 10 años, acercándome a los 11 años de edad, pero ya andaba con la inquietud porque mi familia, mi padre se había vinculado a la lucha de Sandino. Escuchaba Radio Habana todos los días, y lo habían tenido preso en la época de Somoza, lo tuvieron preso a mi padre; lo mandaron a la montaña preso, iba un grupo de prisioneros, y los iban asesinando uno por uno. Entonces mi abuelo, Marco Antonio Ortega, que era Director del Instituto de Granada, él tenía sus relaciones con el Gobierno, con Somoza, por ser el Director del Instituto, y mi abuelo hizo gestiones por la libertad de mi padre, para que no lo mataran.
Creo que es importante también subrayar, que mi padre, a pesar de que en esa época, muy conservadora, entre las familias existía lo que llamaban hijos legítimos e hijos ilegítimos. Mi abuelo, que era de pensamiento muy conservador, muy tradicional, se relacionó, cuando no tenía ningún hijo, ya estaba casado con una señora de apellido, de Granada, no tenían hijos todavía, entonces, tuvo relaciones, se enamoró, le gustó una compañera cocinera, originaria de Los Rincones de Masatepe, de las rinconadas de Masatepe... resultó embarazada la señora, se fue a tener a mi padre a las rinconadas de Masatepe.
Luego mi abuelo lo reconoció, mi padre hizo su vida, llegó hasta sexto grado, pero leía mucho, se vinculó con Sandino; lo tuvieron preso y cuando está preso y lo van a matar, mi abuelo habla con Somoza. Entonces Somoza manda a llamar a mi padre, lo manda a traer de allá, de la montaña, donde ya habían matado a varios prisioneros, y lo trajeron aquí al Campo de Marte, sobre esta avenida, la Avenida Sandino.
Al Campo de Marte, porque ahí despachaba Somoza, ahí estaba el mando de la Guardia que habían formado los yanquis. Cerca del Campo de Marte, subiendo hacia la loma, siguiendo hacia el Sur estaba El Hormiguero, donde estuvo Tomás, en una esquina. El Campo de Marte es ahí mismo en las instalaciones que existen donde está el Ejército, donde están ahora los Auditorios René y David Tejada, ahí despachaba Somoza y ahí llevaron a mi padre.
Somoza le dijo a mi padre que diera gracias a la amistad que él tenía con Marcos Antonio, con el abuelo, que por eso le iba a perdonar la vida... ¡y no te volvás a meter con esos bandoleros! le dice, como le llamaban a Sandino y su Ejército guerrillero; mi padre lo escuchó, Somoza le entregó un sobre cerrado y le dice: cuando te vayas lo abrís, y ya sabés.
Lo despachó, y cuando mi padre sale, abrió el sobre, y en el sobre se encontró con 1,000 córdobas de aquella época, que era un montón de plata. Mi padre cerró el sobre inmediatamente, se regresó a las puertas del Campo de Marte, y como lo acababan de ver ingresar a las oficinas de Somoza, lo dejaron pasar, dijo que iba a las oficinas del General Somoza, pasó, ya no pudo ingresar de nuevo a la oficina; en la propia oficina estaban los ayudantes, le dijeron que qué quería; ver al General de nuevo, contesta; no, le dicen. Bueno... entréguele esto, que él me dijo que se lo entregara. Después, mi padre recibió un telegrama, y el telegrama decía: Daniel S. Ortega C., que era el nombre de mi padre... "¡Coma mierda!" y firmaba, A. Somoza. O sea, era la respuesta que Somoza le daba a la actitud digna de mi padre, de regresarle el sobre. Ahí está pintado lo que era la tiranía, la dictadura.
Mi madre también estuvo detenida, y si les cuento la historia de mi madre ¡quién sabe a qué hora vamos a salir de aquí...! También estuvo presa, porque tenía un novio, ella vivía en La Libertad, Chontales, y tenía un novio en Costa Rica; se carteaban, pero lo hacían en clave. Les descubrieron las cartas en el correo, pensaron que estaban conspirando y la capturaron. La trajeron presa desde La Libertad; en esos tiempos el recorrido era en carreta, después al Lago en un vapor, en una lancha, en un barco hasta Granada y de Granada a Managua. Al final descubrieron que todo era un invento, una imaginación... ¡y un temor en el que vivía la dictadura desde entonces, pensando que el pueblo, en el fondo, estaba identificado con Sandino!
Mi madre conoció al General Pedro Altamirano, porque cuando el General Pedro Altamirano ocupa Santo Domingo y La Libertad, que son dos pueblos vecinos, llegó con sus tropas sandinistas y ocupó los pueblos, ahí conoció a mi madre. Y ella nos daba fe a nosotros del buen comportamiento que había tenido el General Pedro Altamirano; uno de los más calumniados por la oligarquía, de los más calumniados por los medios de comunicación de la oligarquía. Pero ella era testigo... porque lo vivió allá en La Libertad cuando llegó el General Pedro Altamirano con sus tropas, el respeto con la población, el respeto con toda la gente.
Y se produjo una ejecución en el pueblo, de un informante que tenían los yanquis, que cuando vieron venir la tropa, la guarnición yanqui que estaba ahí con la guarnición de las tropas que habían formado ya con nicaragüenses, huyeron, porque se dieron cuenta que venía el General Altamirano, y sabían lo que significaba en la Defensa de la Dignidad, del Patriotismo de los nicaragüenses.
Yo escuchaba las historias de mi padre, de mi madre, y por ahí iba conociendo a Sandino; yo era un muchacho de 10, 11 años, escuchaba los comentarios de mi padre con los vecinos, hablando de que... tienen preso a Edwin Castro, el padre del diputado actual; tienen preso a Cornelio Silva, que era originario de Chontales, Cornelio a mí me chineó chiquito así como he chineado a muchos de ustedes cuando estaban pequeños, Cornelio Silva me chineaba a mí de chiquito; y estaba Ausberto, Edwin, Cornelio, Tomás. Entonces yo escuchaba todas esas historias.
Y lo más irónico... ¿saben dónde vivíamos entonces? Y ahí nació Camilo, eso es lo más irónico, mi padre, un antisomocista, un sandinista, vivíamos aquí cerca frente al Estadio, eran empedradas las calles de Managua, en un cuarto, ahí alquilaba un cuarto que se dividía con biombos; había un biombo que dividía, digamos la sala de lo que eran 2 ó 3 tijeras, adentro, donde nos acomodábamos todos en ristra, y más adentro, una cocina.
¿Cómo creen que se llamaba ese sitio? Ahí nació Camilo les decía, y lo atendió una partera, a todos nosotros nos atendieron parteras, y gracias a Dios, todos nacimos bien; los dos primeros murieron en La Libertad, pero de enfermedad, el Paludismo, no había la atención médica que tenemos ahora luchando contra esas enfermedades.
¿Saben cómo se llamaba esa colonia? Colonia Somoza. El cuartito costaba creo que 40 ó 50 córdobas, que en esa época era bastante caro, no extremadamente, pero caro, para una familia de escasos recursos como era la nuestra. Con el paso del tiempo, de los años, cuando yo ando por los 14 años, es la masacre del Chaparral en Honduras, y ahí matan a unos compañeros, hieren a varios compañeros, y hieren a Carlos Fonseca.
Y empieza la lucha de los estudiantes a las calles, la juventud fue la primera que se fue a la calle aquí. Yo era un muchacho que estaba empezando la secundaria, y mi padre nos llevaba a las manifestaciones... íbamos con él tomados de las manos, así como vemos a muchos padres que vienen aquí con sus muchachos, incluso con los tiernos, bueno, allá íbamos a las manifestaciones, Humberto, Camilo y yo. Pienso que pesaba un poco el machismo, porque no invitaba a mi hermana, a la Germania, sólo íbamos los varones, y había enfrentamientos en las calles, gases lacrimógenos, balazos, muertos; nosotros en medio de todo eso, muchachos ahí, todavía no teníamos conciencia, para decirlo, simplemente había una inquietud frente a todo aquello, y la inquietud nos iba llevando, con esa práctica, a una toma de conciencia.
Todavía no existía el Frente Sandinista. Y la primera organización juvenil que surge con una enorme fuerza, fue Juventud Patriótica Nicaragüense, que levantó de nuevo la figura de Sandino, después del Triunfo de la Revolución Cubana. O sea, Cuba tuvo un impacto enorme para que levantáramos de nuevo la figura de Sandino. Para esos años, creo que Tomás había estado por La Habana en los años 61, en Cuba, con Carlos. Nosotros, unos muchachos, andábamos aquí con Juventud Patriótica, protestando. Esta avenida, en esos años, en una de las marchas de Juventud Patriótica, Somoza por su servilismo con los yanquis le había puesto a esta Avenida el nombre de Avenida Roosevelt y levantó un monumento en el fondo en homenaje a Roosevelt.
Nosotros, en esa rebeldía ¡justa rebeldía! en una de esas marchas, nos concentramos por el parque, nos fuimos en marcha subiendo sobre esta Avenida, y la bautizamos con el nombre de Avenida Sandino. Estoy hablando que esto fue allá por el año 1960, en el primer año de la masacre en El Chaparral, cuando entonces, la Guardia, reprimiéndonos... esos que dicen que el somocismo es mucho mejor que el Sandinismo... ¡la Guardia reprimiéndonos porque salíamos a protestar! La Guardia disparando con los fusiles Garand, culateándonos y asesinando a un estudiante de secundaria... ¡Julio Oscar Romero fue asesinado! un muchacho que vivía aquí cerca, en el centro de Managua. Lo asesinaron por el delito de ir aquí, desarmado, en esta avenida, reclamando justicia histórica por la dignidad de Managua... ¡Avenida Sandino dijimos! Y costó sangre bautizar esta avenida con el nombre de Avenida Sandino... sangre, culatazos, tortura, porque entonces había cantidad de presos culateados.
Y nosotros, en medio de esa rebeldía, con Juventud Patriótica se organizaron células; estaba en Juventud Patriótica, José Benito Escobar, Inocente Escobar, hermano de José Benito, que después fueron de los forjadores del Frente Sandinista; eran luchas en Managua, en León, sobre todo, se daban estas batallas constantemente. Hubo una ocasión, recuerdo bien, que aquí cerquita, en un edificio que tenía dos, tres pisos; ahí la Guardia nos cercó, lanzando gases lacrimógenos y metiéndose para desbaratar las oficinas que tenía Juventud Patriótica en ese lugar ¡destruirlas, desbaratarlas! Esa era la democracia, esa es la llamada "democracia" que defienden los derechistas, los somocistas en este país... ¡Esa es la democracia...! ¡culatazos! O sea, el Ejército era ocupado para reprimir a la juventud, asesinarla, torturarla... mujeres y hombres eran reprimidos, eran asesinados.
Todavía el Frente no aparecía; había movimientos guerrilleros... estaba el Movimiento guerrillero del Chaparral; antes había estado otro movimiento guerrillero encabezado por Ramón Raudales, un combatiente sandinista. La resistencia de Santos López, este luchador al cual le rendimos homenaje aquí también, donde reposan sus restos, que fue sobreviviente del asalto a la casa cuando asesinan a Sandino. Él estaba en la casa de Sofonías.

Palabras de Tomás Borge
Hermano de mi padre...
Palabras de Daniel Ortega
Entonces son parientes ustedes, la Rosario y Tomás, terminan siendo parientes. En realidad son parientes... en la casa del abuelo de Rosario, creció Sandino. Yo no sé cómo fue la historia de cómo nació Sandino, creo que fue parecida a la de mi abuelo.
Les decía entonces, que en esas luchas, nosotros íbamos tomando conciencia, la lucha nos iba forjando conciencia. Nos encontrábamos con Lenín, aunque Lenín dice que es mucho más joven que yo, pero yo recuerdo que él ya era dirigente estudiantil, y andaba ya agitando, pero él dice que es menor que yo... es posible, ¡pero, bueno!
Andaba Lenín agitando en el Ramírez Goyena, en el Maestro Gabriel, nos encontrábamos, nos reuníamos aquí en el Barrio San Antonio; un núcleo de compañeros convertimos el Barrio San Antonio en un centro de conspiración, entre ellos, Selim Shible, Jacinto Suárez, una cantidad de compañeros que nos reuníamos a estudiar y a prepararnos, conocer el pensamiento revolucionario, a prestarnos libros. Tuvimos la oportunidad de encontrarnos con un poeta, Ildefonso Solórzano, que tenía una gran biblioteca en el barrio; y era un hombre de pensamientos revolucionarios, un admirador de Darío increíble, un dariano.
Ahí se formó un círculo de estudio. El abuelo, estoy seguro, el abuelo de ese extraordinario pelotero que tenemos en Nicaragua, porque está en plena juventud, Nemesio Porras... el abuelo de Nemesio, se llamaba también Nemesio Porras, era instructor nuestro; nosotros, unos chavalos de 13, 14, 15 años y él nos daba clases, nos enseñaba, nos ilustraba sobre la lucha de los pueblos, sobre las contradicciones económicas y sociales; cómo los ricos se hacían más ricos a costa de hacer más pobres a los pobres.
Nos enseñaban el pensamiento de Carlos Marx, que explicaba y demostraba, y ha quedado demostrado ya para toda la vida, que sin el trabajo, sin el trabajador ¡no hay riqueza! Para que pueda haber riqueza tiene que haber trabajadores, si solamente hay dueños, no hay riqueza; el dueño, sin el trabajador, sencillamente... ¿de dónde va a sacar la riqueza? El patrón, sin el trabajador... ¿de dónde va a sacar la riqueza? Para sacar la riqueza, el patrón necesita explotar a ese trabajador, y quedarse con lo que Marx llamó la Plusvalía, es decir, las grandes utilidades que deja el sudor, el esfuerzo, el desvelo de las trabajadoras y de los trabajadores.
Esa es una gran verdad que está ahí y ¡es fácil de demostrar! ¿Qué pasaría si el día de mañana, como suele suceder, los trabajadores se niegan a trabajar en las empresas? ¡Quiebra la economía! Los ricos, por sí y ante sí, no pueden sostener la economía, no pueden desarrollar la economía, no pueden producir riqueza. Los que producen riqueza son los trabajadores; es la fuerza fundamental que produce la riqueza, el trabajador de la ciudad y el trabajador del campo. Por eso, nosotros insistimos en estas luchas de buscar cómo, esa riqueza que genera el trabajador, se traduzca en impuestos que beneficien a los trabajadores con escuelas, salud, carreteras, etc., y también en programas sociales.
Eso se lo decimos a los empresarios cuando nos reunimos con ellos; les decimos... hagamos una alianza, empresarios, trabajadores, el Frente Sandinista... donde la riqueza se vaya distribuyendo de la mejor manera y que las empresas promuevan Programas Sociales. Es decir, que el pan se vaya repartiendo, y no que el pan quede en pocas manos.
Entonces ahí, en una humilde casa del Barrio San Antonio, nos reuníamos con Ildefonso Solórzano, de origen granadino, mi padre lo conocía, y le tenía desconfianza. Porque mi padre era muy radical, al extremo que decía: "el que fue Guardia nunca deja de serlo" ¡era radical, radical! Y también decía: el que es contrarrevolucionario, y el que fue contrarrevolucionario nunca deja de serlo. Ildefonso Solórzano era Diputado en la Asamblea Nacional y eso le daba resquemor a mi padre. Pero bueno, ahí realizábamos los círculos de estudio, y las conspiraciones de todo tipo... algún día vamos a tener la oportunidad, si Dios nos presta vida, de narrarlas, contarlas; Lenín se acuerda bien de esas conspiraciones, ¡eran increíbles!
Pero conspirando, de repente nos fuimos a quemar vehículos de la Embajada yanqui. Sí, es cierto, y si por eso nos vamos a quedar sin visa de los Estados Unidos, pues ¡a mucha honra nos quedamos sin visa de los Estados Unidos! Eran Embajadores yanquis corruptos, al servicio de la tiranía somocista, cómplices de los crímenes. Les quemamos vehículos y empezamos a quemar vehículos y, en una de esas, nos capturan... y fue la primera vez que conocí lo que era la Loma, ¡la famosa Loma de Tiscapa! Y les voy a decir la verdad, no voy a decir que no me entró un escalofrío, no terror, pero sí un escalofrío; cuando me capturan, me golpean, me esposan con Selim y otros compañeros, nos meten en el Jeep de la Guardia y vamos rumbo a La Loma, y en la medida que vamos subiendo la Loma sentíamos más escalofríos por la espalda, porque sabíamos que lo que nos esperaba era la tortura.
Teníamos experiencia en enfrentarnos con la Guardia en las calles, ¡pero enfrentarnos con la tortura era un misterio para nosotros! ¡un misterio de terror! Llegamos, nos bajan... y empezó aquella tortura, desde patadas hasta garrotazos, culatazos, o sea ¡toda la brutalidad que se pueda dar en golpear a una persona! A veces vemos en las películas cómo malmatan a una persona. Pero no era cuestión de un momento, aquello era de no parar y, cuando ya estábamos agotados, que no podíamos ni hablar, a punto del desmayo, o algunos desmayándose, entonces detenían la tortura, y luego volvía de nuevo. ¿Por qué? Porque querían que dijéramos quién nos había mandado a pegarle fuego a los carros de la Embajada yanqui.
Y no nos creían que era una iniciativa nuestra, de una célula de Juventud Patriótica Nicaragüense; pensaban que ahí había un plan más grande, donde estaba Cuba, Fidel, donde estaba la Revolución Cubana y quién sabe cuántas cosas más; siempre preguntaban por cubanos. En ocasiones, aparecían de esos cubanos gusanos interrogando también a los prisioneros, en una ocasión nos interrogaron, pero esa fue en otra oportunidad que me echaron preso.
Pero ya para esa fecha, después de esa primera carceleada, aparece el Frente Sandinista; todavía la figura de Carlos, digamos, no se conoce dentro del Frente, cuando la Guerrilla de Patuca y Bocay, y la primera acción armada aquí en Managua, que fue la toma de una radio, encabezada por Jorge Navarro, un estudiante universitario. Y como no había libertad de expresión, ¡ahí sí que no había libertad de expresión, no había libertad de prensa! la única manera de lograr comunicarle al pueblo un mensaje, era tomándose una radio, y fue lo que hizo ese Comando del Frente Sandinista.
Lenín se va vinculando al Frente, Jacinto Suárez se vincula con Lenín, nosotros queremos vincularnos al Frente y es ahí donde nos encontramos con el Frente, siendo unos muchachos. Y el misterio empieza alrededor de Carlos, todavía no se llama Frente Sandinista, se llamaba Frente de Liberación Nacional... así se llamaba. Frente de Liberación Nacional, el de Vietnam; Frente de Liberación Nacional, el de Argelia; entonces aquí se le llamaba Frente de Liberación Nacional, en lo que fue el proceso de formación de esa lucha. Luego, y eso lo ha narrado Tomás, cómo Carlos, después del Patuca, de Bocay, Carlos empieza a luchar para que al Frente de Liberación, se le incorporen las raíces de nuestra historia; que solamente se pueden incorporar e interpretar entendiendo, comprendiendo, asumiendo la lucha de Sandino, y de ahí que Carlos se empeña en que al Frente de Liberación Nacional se le llame Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Y ahí entonces, como dice la canción... "como un chilotito tierno, nació el Frente Sandinista de Liberación Nacional..." ¡Y el misterio en ese momento! digo misterio, porque yo recuerdo y Lenín debe recordar bien, que el misterio era porque Carlos iba a ingresar a Nicaragua y se estaban creando las condiciones para que Carlos ingresara, qué dónde se recepcionaba, dónde se le llevaba, se hablaba de diferentes puntos. Ahí empiezo a conocer a Carlos, sin conocerlo personalmente; ya su presencia estaba entre esa Juventud Sandinista, entre esa juventud revolucionaria; ya estaba la presencia de Carlos, la admiración hacia Carlos, el respeto hacia Carlos. Entra Carlos aquí a Managua, lo capturan, y luego Carlos, en la cárcel hace aquella denuncia que nosotros anduvimos aquí divulgando, perseguidos por la Guardia, donde decía: Desde la cárcel, yo acuso a la dictadura.
Ese mensaje de Carlos, nosotros, muchachos, andábamos por todos lados ¡y si te agarraban repartiendo ese mensajito...! primero, culatazos, luego preso, y en la cárcel vejaciones, golpes, le quitaban la comida a uno, le quitaban el agua por un tiempo; o sea, una forma de torturar a la gente, maltrato de todo tipo.
Ahora ¿cuántos papeles no se publican aquí en contra del Frente Sandinista, en contra del Gobierno Sandinista? ¿Cuántas barbaridades no se escriben y se dicen...? ¿Y qué pasa? ¡Nada! Aquí no hay Policía, y yo he sido bien claro... aquí no hay Policía, mucho menos Ejército para reprimir al pueblo, están para darle respeto, resguardo al pueblo nicaragüense.
Después de la prisión de Carlos, y años que fueron transcurriendo... Pancasán. Y para Pancasán, los preparativos para que ingresara Carlos, porque después de la prisión lo mandaron a Guatemala, México, y me imagino que Cuba, y luego, regresó clandestino a Nicaragua. Yo me acuerdo que me tocó, honrosamente, participar en los preparativos para recibir a Carlos en la clandestinidad. Tuve la oportunidad de relacionarme personalmente con él; claro, uno estaba ante un gigante, no solamente por su altura física, sino por su estatura patriótica, revolucionaria, por su disposición de entrega, por su honradez, por su amor al pueblo nicaragüense.
Luego fuimos a Pancasán, allá a la montaña, y Carlos al frente del destacamento guerrillero... ahí estaba Silvio Mayorga, Oscar Turcios, Francisco Moreno, estaba Tomás; todos nosotros estuvimos en ese destacamento guerrillero. Y Carlos con sus ojos miopes, porque entonces no existía la posibilidad de operar la vista; ni había lentes de contacto como para que pudiese andar con lentes, sino que andaba con sus anteojos... que es incómodo andar con anteojos, porque a mí me tocó andar con anteojos también un buen tiempo, pesan bastante y con el paso del tiempo van pesando cada vez más. Y Carlos, con sus anteojos y con una miopía bien fuerte. Pero a pesar de ello, ¡con una moral, con una firmeza...! era alguien que siempre estaba transmitiendo entusiasmo; estaba siempre enseñando, y estaba siempre aprendiendo. Eso aprendí yo de Carlos.
Carlos aprendía de toda la gente y, todos debemos aprender de toda la gente; desde el más humilde tiene mucho que enseñarle al que está más preparado o al que tiene un grado profesional, siempre se aprende. Por eso, cuando la Cruzada Nacional de Alfabetización, tantos muchachos y muchachas, miles... fueron a enseñar a leer y a escribir, es cierto; pero también ¡lo que aprendieron de l@s campesin@s, lo que aprendieron de la vida en el campo, lo que aprendieron de las familias más empobrecidas...!
Porque a veces, una familia puede pensar que es la más pobre de Nicaragua, pero quizás tiene un trabajo, no un gran salario, pero tienen el alimento básico asegurado y piensan que las dificultades de ellos son las mayores, pero cuando descubren que hay familias mucho más empobrecidas, que no saben leer y escribir, entonces aprenden también de esa familia; aprenden de esos niños y esas niñas que viven en esas condiciones, en casas de familias humildes. Y podríamos pasar aquí horas y horas hablando de Carlos...
Palabras de Tomás Borge
Quiero agregar algo. Cuando Silvio Mayorga y su gente, un grupo donde estaba el Chelito Moreno, Carlos los envía a hacer buzones al Quirragua, Daniel está con nosotros; y Daniel le pide a Carlos quedarse en la montaña al lado de nosotros, y Carlos le ordena de una manera terminante, que tiene que venirse a la ciudad. Daniel Ortega se niega a venirse a la ciudad, pero Carlos, que tenía mucha autoridad, le dice: "tenés que irte a la ciudad a hacerte cargo del trabajo en la ciudad".
Esa es la razón por la cual Daniel se viene a la ciudad, me manda a mí a una finca cercana para ver si logro establecer contacto con Silvio; no logramos establecer el contacto, y Silvio cae en una emboscada, donde muere el Chelito Moreno, Pablo Úbeda, el doctor Oscar Danilo Rosales y otros más. Esa fue la razón por la que este compañero no se quedó al lado nuestro en la montaña, sino que se vino a la ciudad... ¡por una orden terminante de Carlos! pero el deseo de Daniel Ortega era compartir la suerte de los guerrilleros de la montaña. Quería agregar eso.
Palabras de Daniel Ortega
Yo pienso que Carlos, con esa visión, porque cuando se producen estos acontecimientos, la guerrilla no estaba preparada todavía para iniciar el combate de acuerdo a la estrategia que prevalecía en ese momento, de parte nuestra.
Entonces, como que Carlos intuyó lo que iba a pasar, porque el hecho de que yo saliera de Pancasán en ese momento, nos permitió que, cuando se produce el golpe donde va la columna encabezada por Silvio Mayorga y queda prácticamente aislada y a punto de ser cercada y exterminada la otra unidad donde estaba Carlos, fue determinante el esfuerzo que desplegamos inmediatamente, para desarrollar una logística de transportación para sacar de la montaña a los compañeros y traerlos a Managua, lo que permite que Carlos sobreviva, que Tomás sobreviva; que Edmundo Pérez y Oscar Turcios sobrevivan también, aunque morirían luego estos compañeros en combate.
Les decía que podríamos pasar hablando horas y horas de Carlos Fonseca. Y hoy que estamos aquí, conmemorando el 34 Aniversario de su caída en combate, el mejor homenaje que podemos rendirle a Carlos, es ser consecuentes con sus ideales, con su ejemplo, y luchar por la Unidad; porque él muere, Carlos cae en combate ¡luchando por la unidad del Frente Sandinista! Y eso es lo que más tenemos que cuidar siempre... ¡la Unidad de la Gran Familia Sandinista, porque ahí está la garantía de la victoria!

¡Viva Carlos Fonseca!

¡Sandino vive, la lucha sigue!

¡Patria Libre o Morir!



Discurso del comandante Daniel Ortega Saavedra, en ocasión del XXXIV Aniversario de la caída en combate de Carlos Fonseca, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en Managua, el 8 de noviembre de 2010

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