Ernesto…

Por Pedro José Madrigal Reyes.

El comandante Che Guevara en su búsqueda del hombre nuevo y en su eterno empeño de convertirse y encarnar el ejemplo, miró a los ojos a la muerte en la escuelita de un poblado olvidado de Bolivia –La higuera-… Sabemos que ocho proyectiles de fabricación estadounidense y un brazo dirigido por la CIA nos arrebataron a uno de los revolucionarios más genuinos de cuanto ha habido…, aquel 09 de octubre de 1967 la “Patria Grande” perdió a uno de sus hijos, al que la amara en toda su magnitud y con todas su contradicciones…

Pero yo creo que aquella tarde Ernesto no murió; pues, le he visto multiplicarse en la lucha por la liberación de Angola del régimen criminal de la Sudáfrica racista –el apartheid-, lo vi entre la multitud de nicaragüense que derrocaron a Somoza aquel 19 de julio de 1979; le vi en Cuba, en Bolivia, en Venezuela, en Ecuador, también en Grecia, le vi en la mirada de los excluidos que aun esperan su redención, le he visto junto a nosotros en cada protesta, en cada nueva lucha…, siempre en la vanguardia, siempre junto a los pueblos…

El habita en el corazón de los oprimidos…