Estamos asistiendo a unos de los mayores cambios internos del socialismo cubano, uno de esos cambios coyunturales que no dejan indiferente a ningún sujetos –amigo o enemigo-, y de alguna manera los revolucionarios de otras latitudes han interiorizado un cierto temor en el devenir de la isla, quizás porque la isla supone un modelo exitoso de socialismo, uno que ha pervivido a medio siglo de bloqueo económico brutal impuesto desde EEUU y los gobiernos serviles de su entorno, medio siglo de intrigas militares y mediáticas, incluso al colapso del socialismo burocrático… O por el sencillo hecho de que la Revolución Cubana es nuestro paradigma…
Y es que la situación socioeconómica global ha empujado al pueblo cubano –los cubanos han propuesto y votado las reformas económicas emprendidas- ha actualizar el modelo económico, con el objetivo de mejorar la productividad y la efectividad de su industria..., cuyo objetivo continuará siendo el mantener y elevar la calidad de la educación, salud, seguridad social, etc.; y así poder mantener y mejorar las conquistas sociales; para ello, y dada la realidad económica global se hace necesario descentralizar todo el engranaje burocrático, que a la postre permitirá el ahorro de recursos que podrán ser destinados a otros sectores sociales y productivos. Cabe destacar que todos los trabajadores serán reubicados en otras labores en las que se les estime más necesarios, con la estricta vigilancia sindical, y que buena parte de esos empleos ubicados fuera del espectro estatal estarán organizados en cooperativas.
Sin embargo, debemos de atender al hecho que el socialismo no es el punto de llegada, sino el camino -recordemos que la revolución cubana tiene su buena dosis de inspiración marxista-leninista- hacía una mayor equidad e igualdad, y para que ello ocurra no solo el poder político debe de estar en manos del pueblo, como así ocurre, sino que el pueblo debe de administrar todos los aspectos del estado, incluido el económica…
Así pues, desde mi perspectiva, esta transformación coyuntural es el necesario paso para que el pueblo cubano también llegue a administrar directamente el poder económico, un hecho que se revela indispensable para marchar en pos marxismo…
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“El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad, entendiéndose que una crítica mal entendida que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario.”
Comandante Carlos Fonseca Amador.
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