Rebelión
"Nuestro ejército se prepara a tomar las riendas de nuestro poder nacional, para entonces proceder a la organización de grandes cooperativas de obreros y campesinos nicaragüenses, quienes explotarán nuestras propias riquezas naturales, en provecho de la familia nicaragüense en general"
A.C. Sandino
27 de agosto de 1932
Preocupado en como orientar el trabajo solidario con el pueblo de Nicaragua que desde la Casa de Nicaragua en Catalunya venimos haciendo desde hace más de treinta años me acerqué a La Dalia para ver, directamente, a un grupo de mujeres beneficiadas por el bono productivo y que se han organizado en cooperativas. Esto es en diciembre de 2010 y este escrito pretende reflejar las explicaciones que gente ligada al programa me han dado y la realidad vivida.
Hace unos meses que estoy en Nicaragua trabajando en diversos proyectos, pero el trabajo genera conocimiento y contacto humano. A través de años de trabajar con la cooperativa Ciprés se han desarrollado unas relaciones más cercanas a la amistad que al mero compañerismo. Fue allí, y en concreto hablando con el compañero Orlando Núñez, que me orientaron para la Dalia. Hace días que desde Casa de Nicaragua hemos entendido que si queremos seguir trabajando solidariamente con este pueblo, desde Catalunya, está bien que sigamos haciéndolo con la alfabetización, con proyectos ligados a la educación, apoyando procesos que mejoren las condiciones de vida del pueblo de nicaragüense, como hasta ahora, pero, a la vez, es esencial colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, con la producción.
Nicaragua hace una apuesta seria por la producción de alimentos, por la soberanía y la seguridad alimentaria. Además lo hace con un programa revolucionario. Da a la gente…si, pero con condiciones. Es un programa muy exigente, pues al que se le da tiene que devolver, de alguna manera, lo dado. Es también exigente porqué pone unas condiciones bien duras e importantes que pretenden tender y fomentar la autosostenibilidad de las familias más pobres del país .
Orlando Núnez fue uno de los ideólogos del programa. Ciprés ya hacia algo parecido desde años atrás. Cuando hablas con él de este tema se le ilumina la cara. Él me comentaba que el programa Hambre Cero es la expresión concreta del gobierno de Reconstrucción y Unidad Nacional para combatir la pobreza en todas sus expresiones, despegar económicamente y realizar las transformaciones sociales más urgentes: desnutrición materno infantil, insuficiencia alimenticia de los niños en edad escolar, empobrecimiento de la población nacional en su conjunto, dependencia alimentaria de la economía y sociedad nicaragüenses, vicios de la economía capitalista y de la sociedad patriarcal.
Para ver la realidad de este programa es que me fui a la comunidad de la Estrella. A través de Ciprés me pusieron en contacto con Kevin Mendoza, coordinador de una de las federaciones de cooperativas que engloban esas cooperativas de producción. Kevin me contaba como ahora, a final de año están en un proceso de capacitación para las cooperativistas. Hace unos meses se generó una nueva entrega de animales a diferentes mujeres de la comunidad y se están creando más cooperativas. En el encuentro, al que yo me dirigía, iba a ver a mujeres de diversas cooperativas. Unas con experiencia, con cierto bagaje en el desarrollo de proyectos e iniciativas, las otras jóvenes, aún sin experiencia, pero con ganas de aprender. Encontrarlas juntas me pareció una muy buena idea. Los que nos movemos en el ámbito de la educación sabemos que enseña más un “igual” que sabe que un maestro, por muy experimentado que sea..
Cuando llego el veterinario está explicando que hacer cuando en un parto de una vaca, el ternero no viene de cabeza. Las mujeres están atentas, unas, las más veteranas, asienten con la cabeza mientras el profesional va hablando, otras miran con cierta sorpresa y se imaginan en diversas situaciones.
Las mujeres son campesinas, campeches, de facciones duras, morenas de piel y de sol. Vestidas lo más elegantes que la situación personal y económica les permite Algunos zapatos, pero muchas chinelas y algún agujero en alguna prenda de ropa algo roída. Hay niños, están porque están sus madres. Algunos han de mamar y lo hacen en medio de la capacitación. Ningún problema para nadie.
La mujer campesina nicaragüense ha tenido que superar muchas adversidades. Su vida no es fácil. A las situaciones de años de pobreza se le han de sumar un patriarcado asfixiante y un machismo esclavizante. El analfabetismo general, los pocos recursos, el alcoholismo e ideas religiosas degradantes para ella la han convertido, en general, en una persona tímida, vergonzosa, insegura de sí misma. Que el programa tienda a empoderarlas es una idea revolucionaria. Es el programa el que pone las condiciones de su empoderamineto, el que exige que sean responsables y les ayuda a serlo. Es el programa el que les sube la autoestima y valora lo que siempre han sido, son y serán.
En un momento de la charla que entablamos durante el encuentro, una de las mujeres, después que yo les preguntara como veían ellas que fueran ellas y no los hombres las beneficiarias directas me decía: - Mire…a veces los hombres se van…ahora los hombres ya se pueden ir cuando quieran...los hombres se seguirán yendo, pero la vaca se queda…
La jornada de capacitación tenía diversas fases. Primero, una teórica, la del veterinario explicando las diferentes dificultades posibles de los partos de los animales que les habían dado. Después nos fuimos a la práctica. Desparasitar animales, vacunarlos, alguna intervención que se tuvo que dar a algún animal con algún problema. Las mujeres participaban, las veteranas con más seguridad, las jóvenes con reparo. El veterinario miraba que todas intervinieran y ayudaba.
Mientras una pinchaba o desparasitaba con el asesoramiento del profesional, las otras comentaban. Unas aconsejaban a las otras, transmitían sus experiencias o sus preocupaciones y cuestiones. El dialogo fluido hizo por fin, al menos en algunos momentos, que el chele se difuminara entre ellas. Estaban interesadas en la capacitación, se notaba. Lo que aprendían sacaría de apuros a su familia y, como siempre, una mujer que tiene la oportunidad de sacar de apuros a los suyos, lo hace. Y en Nicaragua, más.Lo hizo en los 70, cuando la dictadura, en los 80 cuando la guerra, en los 90, cuando la pobreza extrema y lo hará ahora y más si se le da la oportunidad.
Todas esas mujeres en concreto ya están implicadas, de una manera u otra, con la producción. La Dalia está en medio de una zona cafetalera por excelencia y en esta época, hombres y mujeres, y algunos niños, están trabajando en esas fincas. Es el momento de los cortes. Cada mañana esas mujeres salen temprano, con el sol, toman su canasto y algo que comer para el mediodía y van para la finca. A veces a pie, a veces con un camión de la cooperativa o la empresa cafetalera. Allí trabajan hasta la tarde. Recogen café en su canasto y van llenando latas. Les pagan entre 25 y 30 pesos la lata llena de café rojo. Cada grano hay que tomarlo de uno en uno. De los granos colgados del cafeto hay que seleccionar el rojo del que no está maduro y ponerlo en el cesto. En un día pueden hacer 3 latas o 4 a lo sumo. Esto representa de 90 a 120 córdobas diarios…el equivalente a 5 dólares. Ocho horas. Esto dura desde octubre a diciembre o enero. Tres meses, a lo sumo cuatro.
El trabajo duro no les espanta. Te cuentan las cosas alegres de los cortes. Tú sabes las tristes. Ellas ven en el bono productivo una verdadera solución a su dependencia económica. No les regalan nada. Tendrán que trabajar duro también y devolver lo que les han prestado. La producción de los animales servirá para paliar el hambre y las necesidades básicas de los suyos y, con lo sobre, venderán y harán de ese medio de producción la base de su sustento…y los cortes serán el complemento…ahora no lo es. Ahora sólo trabajan 4 meses a 5 dólares diarios y con esos tienen que ajustar el resto del año.
Orlando Núñez me enseña un escrito de él que la revista “Correo” publicó en forma de artículo en su número 1 (2) que desde el punto de vista estrictamente económico, el Programa “Hambre Cero” expresa la visión y estrategia agropecuaria que tiene el gobierno para erradicar la pobreza a través de un plan de desarrollo que combine el crecimiento económico, el bienestar social de la población y el poder ciudadano. En este contexto y continuando con las trasformaciones históricas emprendidas por la revolución sandinista, el gobierno ha orientado al Ministerio de Agricultura y Forestal (MAGFOR) y al resto de instituciones relacionadas con el desarrollo agropecuario y nacional a poner en marcha un Programa Productivo Alimentario, cuyo nombre emblemático es programa “Hambre Cero”.
Por su envergadura y concepción el programa “Hambre Cero” es desde el punto de vista económico la punta de lanza para convertir a Nicaragua en una potencia alimentaria dentro de la región centroamericana y caribeña, contribuyendo así a la seguridad y soberanía alimentaria de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA). Además de su accionar productivo el programa “Hambre Cero” tiene la responsabilidad de fomentar y apoyar la concientización, organización y movilización de las familias campesinas en general y de las mujeres en particular, como parte de la lucha por la dignificación y emancipación de los sectores más explotados, marginados y discriminados de nuestro país.
Con este programa se está combatiendo la injusticia social imperante en este país desde la época colonial, la que se expresa en un conjunto de relaciones de desigualdad, entre ellas: división entre el hombre y la mujer, división entre la ciudad y el campo, división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, división entre poseedores y desposeídos, división entre diferentes etnias o naciones (blancos, mestizos, pueblos indígenas, afrodescendientes).
Mientras los países industrializados hacen de la producción alimentaria un asunto de seguridad nacional, en Nicaragua se ha venido, bloqueando la posibilidad de alcanzar nuestra seguridad y soberanía alimentaria. A lo largo de los años de gobierno neoliberal se eliminó el crédito al campesinado, se abandonó la construcción de caminos de penetración por donde el campesino sacaba su cosecha, se disminuyeron los presupuestos de educación y salud para el campo, se abrieron las puertas a la importación de alimentos y se disminuyeron los impuestos de importación de 50% a 5%, permitiendo que los países extranjeros invadieran nuestros mercados con productos subsidiados por sus gobiernos.
En el año 2006, al final del gobierno neoliberal, Nicaragua importó 350 millones de dólares en alimentos, entre ellos arroz, maíz blanco y amarillo, carne, huevos, leche en polvo, verduras, frutas, etc.; solamente la importación de granos básicos significó 75 millones de dólares. En este mismo año el campesinado aparecía como el sector más empobrecido del país, alcanzando un índice de pobreza de 80%. Según el Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO, 2000), un 50% de los jefes de familia en el campo, no sabían leer ni escribir; la mayor parte no tenian letrinas, agua potable, teléfono, acceso a la educación y a la salud que necesitan, incluso gran parte de los niños del campo acusaban altos niveles de desnutrición.
El Programa Productivo Alimentario y su expresión concreta, el Bono Productivo Alimentario, es uno de los principales instrumentos del gobierno nicaragüense para transformar el sistema concentrador, excluyente, depredador y empobrecedor generado por el mercado capitalista en la etapa más salvaje de su historia. El campesinado y la producción de alimentos es la única forma de alcanzar la soberanía alimentaria, entendiendo por soberanía alimentaria la capacidad que tiene un país para producir la mayor parte de los alimentos que consume.
Ante esta situación el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional se dispuso a cambiar las políticas económicas, orientándolas hacia los pequeños y medianos productores empobrecidos, en primer lugar porque son los más necesitados, pero sobre todo por ser los que más producen y porque significan el mayor potencial de desarrollo del país; lo que permitirá cambiar las condiciones de vida de gran parte de la población nicaragüense, del campo y de la ciudad, y posibilitaría el despegue económico que necesita nuestro país.
La ventaja de apostar a la producción alimentaria como eje del desarrollo es que los alimentos sirven para comer y nutrirse, suplir la industria alimentaria y ampliar el mercado interno, ahorrar y generar divisas, con posibilidades de que nuestra economía se convierta en una plataforma para abastecer a la región centroamericana, incluido México, Venezuela y el Caribe, que son deficitarios en alimentos.
¿Qué es el Bono Productivo Alimentario?
El Bono Productivo Alimentario consiste en la transferencia de un conjunto bienes proteicos o generadores de proteínas a familias campesinas. Estos bienes de capital se entregan a cada familia pobre y valor del mismo es de USA $1,500 dólares, incluyendo bienes, entrenamiento y capacitación, más los gastos de ejecución del programa. El costo total de este programa es de 30 millones de dólares anuales y de USA $150 millones en los cinco años del gobierno de Nicaragua, es decir, pequeñeces, si lo comparamos con los 600 millones de dólares que año con año había venido recibiendo Nicaragua, 300 millones en donaciones y 300 millones en préstamos hasta 2006. O si lo comparamos con los 100 millones de dólares que se sustrajeron durante los gobiernos anteriores. O con los 100 millones de dólares que el Presupuesto General de la República le pagaba anualmente a los banqueros y tenedores de bonos financieros en concepto de servicio de la deuda interna hasta esa fecha.
El Bono Productivo Alimentario contempla un conjunto de bienes, entre ellos: animales (vacas, cerdas, aves); semillas y material vegetativo para pastos u otro alimento animal (morera, marango, madero negro, etc.); árboles frutales, árboles para reforestación o plantas medicinales; alimento preparado para los primeros meses, sobre todo para cerdos; material para la construcción de establos y gallineros; un biodigestor para producir gas con el estiércol de los animales; un bloque multinutricional (10 meses de duración por vaca) para suplir de mineral y energía concentrada; entrenamiento y capacitación en las diferentes actividades del programa productivo alimentario: economía campesina, prácticas agrícolas para aumentar rendimientos, cultura empresarial, sanidad y alimento animal
Pero también y en el mismo orden de importancia una democracia directa en el hogar y en la comunidad, agroecología y medioambiente, la mejora de la higiene ambiental, la asociatividad y la autogestión, democratización del crédito, la comercialización y la agroindustria.
La entrega de los bonos comienza por la selección de las familias por parte de los Consejos del Poder Ciudadano, garantizando la entrega de un bono, no más, por cada casa, y agrupándolas de cincuenta en cincuenta en una misma comunidad. Las familias se escogen por su condición social y económica, independientemente de su credo político o religioso, siempre y cuando sean productores agropecuarios.
Pero las beneficiarias también tienen compromisos con el programa. A continuación resumimos los criterios y compromisos de cada familia para recibir el Bono Productivo Alimentario. Compromisos que estarán respaldados por un acta-compromiso y por un pagaré al momento de recibir los bienes.
Acuerdo familiar para recibir los bienes en especie y no en dinero. Cuando se entrega dinero no hay garantía que se compren los bienes del bono, a demás es mucho más transparente entregar en especie.
Acuerdo familiar para que los bienes, aunque son para beneficio de toda la familia, sean propiedad de la mujer. ¿Por qué se entregan a la mujer? Para garantizar la sostenibilidad del programa, ya que la mujer es mejor administradora, más responsable, asume la manutención de la familia, tiene mayor cultura doméstica y alimentaria.
Ser pequeña productora y poseer una parcela de tierra en propiedad, alquiler o cualquier otra forma de posesión.
No disponer de los bienes comprendidos en el paquete, concretamente que no tenga ni una vaca, no más de un cerdo, no más de cinco aves. En caso de que tenga un cerdo o algunas gallinas, habría que entregar o completar aquellos bienes que la familia no dispone.
Comprometerse a no vender los animales en los primeros años. Como dijimos anteriormente, la experiencia ha mostrado que sólo las mujeres garantizan la retención de bienes. Los bienes de mayor valor son el biodigestor que no tiene posibilidad de venderse y la vaca que para poder venderse necesita de una carta de venta que la familia no dispone hasta después de un tiempo prudencial y hasta que haya cumplido con los otros compromisos.
Compromiso para devolver una parte del capital (C$ 5,000 córdobas) con el objetivo de crear un fondo revolvente, de tal manera que por cada grupo de 50 mujeres de una misma comunidad el grupo dispondrá de un fondo de C$ 250,000 córdobas para ser administrado por la cooperativa que para ese fin se organice.
Comprometerse a recibir y participar en la capacitación y entrenamiento técnico y cultural, de acuerdo a las modalidades y enfoques del programa: enfoque agroecológico, nutricional, participativo y solidario, incluyente y democrático en todos los campos de la vida y en todos los sectores (étnicos, sexuales, políticos, religiosos).
Comprometerse a participar en la construcción de los establos y porquerizas e involucrarse en las prácticas productivas, tanto en la parcela como en el patio, con el fin de proteger el medio ambiente e incrementar los rendimientos de sus cultivos (semillas mejoradas, bloques multinutricionales, lumbricultura, cultivos de cobertura, reforestación, manejo de alimentación y sanidad animal, reciclaje artesanal, otros).
Comprometerse a enviar a sus niños y niñas a la escuela y a los programas de vacunación y nutrición ofrecidos por el gobierno. Asimismo las madres deberán asistir a los programas de lactancia materno-infantil.
Asociarse e incorporarse a las redes de comercialización, participar en la gestión de equipos o plantas agroindustriales de pequeña escala para agregare valor a la producción de los núcleos cooperativos, realizar acciones de incidencia y gestión de recursos ante las instituciones públicas, respetar y defender los derechos humanos, sin distingo político, religioso, étnico, género o estrato social.
Estrategia organizativa y productiva del “Programa Hambre Cero”
Los objetivos de desarrollo agroindustrial se logran por medio de la organización progresiva desde el seno familiar y se pretende llegar hasta la conformación de unidades mayores de asociatividad y autogestión, y desde la producción primaria hasta la gestión de unidades económicas agroindustriales.
En otras palabras existe una estrategia cuyo recorrido organizativo y productivo avanza en tres fases o pisos, siendo el Bono Productivo Alimentario la primera fase del recorrido de la estrategia en su conjunto.
El recorrido organizativo del programa tiene una perspectiva de mediano y largo plazo y está pensado para que contribuya al desarrollo económico del país: abastecimiento interno de alimentos, ahorro de divisas, agregación de valor a nuestros productos, incremento de la exportación, entre otros.
Desde el punto de vista organizativo los cuatro momentos son los siguientes: En un primer momento se seleccionan y se organizan las familias para recibir el bono de capitalización. En un segundo momento las familias en número de 50 forman una cooperativa. En un tercer momento, varias cooperativas conforman una unión o central de cooperativas. En un cuarto momento las uniones o centrales conforman federaciones de cooperativas.
Los enfoques del programa “Hambre Cero”
Dice Orlando Núñez
El éxito del programa “Hambre Cero” demanda de una serie de enfoques alternativos al enfoque global del actual sistema social y económico. En términos generales y como un gran enfoque nos proponemos conceder al campo la misma prioridad que hoy concedemos a la ciudad, conceder a la economía popular la misma importancia que hoy concedemos a la gran economía empresarial, conceder a las mujeres la misma importancia que hoy concedemos a los varones, conocemos a la naturaleza la misma importancia que hoy concedemos al crecimiento, conceder a la productividad mayor importancia para aumentar la producción que hoy concedemos al aumento de áreas, conceder a la educación técnica la misma o mayor importancia que hoy concedemos a la profesiones liberales (abogacía). Giro que deberá hacerse desde la escuela primaria y secundaria hasta las carreras técnicas de la universidad.
Pero el PPA promueve y fortalece también:
a) Diversificación campesina y agroecología
La diversificación de la unidad familiar campesina ha sido siempre una ventaja de la economía campesina frente al monocultivo característico de la gran explotación empresarial, tanto para enfrentar las crisis económicas como para enfrentar los riesgos de la depredación ambiental. La diversificación ha permitido que las unidades campesinas sean unidades económicas de doble propósito y produzcan tanto bienes de consumo como bienes comerciales y exportables.
La agroecología también tiene que ver con una serie de prácticas amigables con el medio ambiente, como la producción orgánica, la preservación de recursos renovables, la reforestación y el cuido de las cuencas de agua, la higiene ambiental, el reciclaje de desperdicios, entre otros.
En los años de gobierno neoliberal el modelo agroexportador tradicional y monocultivista ha empujado al campesinado a producir exclusivamente bienes comerciales, convirtiéndolo en un productor mercantil. En este sentido, el Programa Productivo Alimentario y el Bono Productivo Alimentario en particular contribuyen a recuperar la lógica de la economía familiar campesina en un contexto más favorable y en un proceso incrementado de su productividad.
b) Asociatividad y cadenas agroalimentarias
La organización constituye para los pobres uno de los más preciados patrimonios para acceder a la concientización y movilización que requieren en su esfuerzo por mejorar la correlación de fuerzas frente a los demás sectores.
El enfoque asociativo no se limita a la organización social, sino que abarca la organización cooperativa y sobre todo la organización para la integración económica, es decir, para escalar los diferentes eslabones de la cadena alimentaria (crédito, procesamiento, procesamiento, acopio, empaque, distribución, entrenamiento en operaciones empresariales.
La integración de la economía familiar campesina a las actividades de crédito, procesamiento de alimentos, acopio y comercialización, gestión de recursos, incidencia en las políticas económicas y sociales del gobierno, es parte importante de la estrategia para que el campesinado pueda acceder a los excedentes de la riqueza nacional, siendo como es su principal generador.
c) Democracia política, económica y cultural
Vivimos en una sociedad donde los pobres conviven al interior de relaciones de marginación y baja autoestima, donde la agresividad y la violencia contra la mujer y la niñez constituyen el principal símbolo de la barbarie, donde el dominio de la naturaleza se acompaña y es parte de la cultura del dominio entre los seres humanos, y donde los derechos humanos sólo existen para los sectores privilegiados.
El Programa Productivo Alimentario o programa “Hambre Cero” tiene como marco de referencia la democracia política representativa, la democracia política participativa y la democracia directa, lo que implica el respeto a las instituciones, la participación de todas las personas en condiciones de igualdad ciudadana, así como el derecho de la ciudadanía a organizarse para ejercer directamente el poder ciudadano que estipula la constitución. No es pues por casualidad que se haya comenzado a priorizar a las familias campesinas pobres en general y a la mujer en particular.
Sin embargo, la democracia política, que como sabemos no resuelve el problema de la pobreza, necesita completarse a través de la democracia económica, luchando para que todos los sectores marginados acceden a la riqueza nacional, particularmente las mujeres y los pueblos, comunidades indígenas y afrodescendientes del Caribe. Igualmente necesitamos avanzar hacia la democracia cultural que tiene como fin descartar la cultura depredadora de la naturaleza y la cultura de dominio entre las personas, abrazando los nuevos valores de solidaridad, democracia directa y defensa beligerante de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la educación y la salud, la vivienda y el empleo.
Decía también Orlando Núñez
Dada la cultura confrontativa que desde hace cientos de años mantiene dividido al pueblo nicaragüense, aspiramos, pues, a que el Bono Productivo Alimentario se convierta en el Bono de la Reconciliación, beneficiando a las familias y mujeres más pobres, sin distingo de colores políticos y religiosos.
Los resultados.
Según Fredy Franco (2) e l Bono Productivo Alimentario cumplió 3 ciclos de entregas, lográndose atender entre 2007-2009 un total de 47,722.En el año 2009 se beneficiaron 13,951 mujeres y sus familias. En 2010 se beneficiarán con bono productivo a 15,858 mujeres jefas de familias pobres del campo y la ciudad, totalizando entre 2007 y fines de 2010 un total de 63,580 mujeres.
Radio La Primerisima (3) afirma que se han conformado 798 núcleos de mujeres organizadas en grupos asociativos, que aglutinan al 64% de las beneficiarias. Estos grupos han logrado ahorrar y construir un fondo revolvente de 20 millones de córdobas. En la Costa Caribe se ha beneficiado a más de 5,500 comunidades con el otorgamiento de 8,387 Bonos Productivos.
Según un informe de la ONU (2009), en los tres años del programa se ha logrado que las mujeres tengan acceso a un mayor nivel de alimentación diaria, garanticen la asistencia escolar de sus hijos, cuenten con un ingreso más estable, alcancen mayores niveles organizativos y participen en el desarrollo de la comunidad ejerciendo un liderazgo horizontal.
Pero el PPA tiene unos programas complementarios que también están teniendo sus resultados. La misma Primerisima explicaba que el Programa Usura Cero beneficia a mujeres cabezas de familia, organizadas, con préstamos a intereses bajos. Este programa ha aprobado 137,731 créditos a mujeres, con un desembolso de C$ 731.5 millones. El programa ha funcionado en 18 departamentos y 143 municipios, nucleando a 84,302 socias activas que han formado 20,813 grupos solidarios.
Otra campaña es el Programa de Alimentación Escolar es un complemento al Programa Productivo Alimentario, contribuyendo a mantener la asistencia de los niños a la escuela, mejorar el aprendizaje y la salud de los escolares y promover la seguridad alimentaria. En 2010 este programa atendió a 995.114 niñas y niños.
La Educación Alimentaria Nutricional es un eje que recorre todo el Plan de Acción de la Estrategia Nacional de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Desde 2007, el Ministerio de Educación (MINED) tiene la tarea de ampliar la merienda escolar, a través del Programa Integral de Nutrición Escolar (PINE), el cual ha demostrado su efectividad en términos de alcance y es considerado como uno de los programas sociales más progresistas del país.
El Programa Sectorial de Desarrollo Rural (PRORURAL-I) intenta desarrollar una revolución en la tecnología agropecuaria, adaptándola a las condiciones socioeconómicas y ambientales de los pequeños y medianos productores y a la sostenibilidad de los otros programas de la estrategia de seguridad alimentaria. En el marco de este programa, se han atendido 58,306 familias con 16, 279,742 raciones y 2,346 toneladas de alimentos por trabajo.
50,125 familias han sido beneficiadas con 2,181 toneladas de alimentos en el programa de alimentos por capacitación y trabajo municipios zonas secas.
Se ha atendido a 49,785 familias por catástrofes naturales con 720,613 raciones y 2,262 toneladas de alimentos.
Además se está poniendo en marcha el Programa en Apoyo a la Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional de Nicaragua (PASSAN) para aumentar la productividad agropecuaria, su valor agregado y su calidad sanitaria, especialmente la producción de granos básicos, leche y carne, sin afectar al mismo tiempo el medio ambiente. Este programa tiene un costo de 271.1 millones de dólares. sus beneficiarios directos serán 81,097 familias que viven en condiciones de inseguridad alimentaria, priorizando las zonas secas del país.
Paralelamente, y siempre según Radio La Primerisima, los esfuerzos mancomunados del gobierno sandinista para mejorar la salud de la población han logrado ir aumentando el número de niños nacidos vivos que sobrepasan los 2500 gramos, es decir, que nacen con el peso adecuado. En 2006, 76% de los nacidos vivos tenían ese peso, pero ya para 2009 esto se había incrementado hasta el 81%.
El gobierno sandinista ha prestado especial atención a la salud y nutrición materno-infantiles a través de programas como los siguientes:
El Programa de atención integral a la niñez, que consiste en un componente de salud infantil, vigilancia y promoción del crecimiento y desarrollo del niño, inmunizaciones, suplementación de vitamina a y sulfato ferroso y atención integrada de las enfermedades prevalentes de la infancia a nivel institucional y comunitario. En el marco de este programa se han alcanzado los siguientes logros: 18,276 madres y padres de los niños y niñas que asisten a los centros reciben consejería nutricional por parte de educadoras y madres voluntarias. Mensualmente, el 90.0% de los niños y niñas reciben controles para la vigilancia y promoción de su crecimiento y desarrollo. Se les suministra alimentación complementaria (arroz, frijoles, maíz, aceite, azúcar y soya) una vez al día, durante 5 días de la semana, a casi 76 mil hijas e hijos menores de seis años de las madres que trabajan en el campo y la ciudad a través de las madres voluntarias.
Se realizan acciones de seguridad alimentaria y nutricional fortaleciendo y ampliando la estrategia de salud y educación nutricional basada en la comunidad con el programa comunitario de seguridad alimentaria nutricional (PROCOSAN).
5,000 mujeres lactantes y embarazadas reciben consejería nutricional. Se da seguimiento al peso mínimo esperado según nuevos estándares de crecimiento, brindando al mismo tiempo el suplemento de vitamina a y sulfato ferroso. El Programa Amor para los más Chiquitos a través de las intervenciones sectoriales para mejorar las condiciones educativas, nutricionales y de salud de niños menores de 6 años, en 1,099 centros de desarrollo infantil urbanos y comunitarios y casas base: 6,415 niñas y niños menores de 6 años hijos de madres trabajadoras recibieron educación y nutrición en 54 CDI. 82,525 niños y niñas menores de 6 años en 1,177 comunidades rurales (CICOS y CBS) se están atendiendo con servicios de nutrición, salud y educación temprana. En total los programas alimentarios destinados a la infancia han beneficiado a 88,940 niñas y niños.
Pero el resultado más esperanzador está en las caras de las mujeres. Ningún número, ninguna estadística puede reflejar lo que se detecta cuando vas a su espacio, a su terreno. Están contentas, se las ve comprometidas. Están desarrollando sus capacidades para generar cambios en su realidad concreta. Cambios que mejoran su situación y la de los suyos. Cambios que apetece impulsar, conocer y difundir desde y hacia la solidaridad internacional.
Esas compañeras me enseñaron que se sienten bien, apoyadas, valoradas…y esto es nuevo…esto es revolución.
Enric Font. Casa de Nicaragua Catalunya
Notas:
(1) Este artículo se ha realizado con un aporte importante de material de Orlando Núñez al respecto del PPA
(2) Revisata Correo. Número 1, nov 2008. Programa Hambre Cero:Soberanía alimentaria y dignidad
(3) AVANCES SANDINISTAS II ETAPA DE LA REVOLUCION 2007-2010 . Sábado, 11 de Diciembre de 2010 18:00 Fredy Franco publicado en
(4) Radio La Primerisima. La estrategia hacia la Soberanía Alimentaria. Managua.
2 octubre de 2010
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“El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad, entendiéndose que una crítica mal entendida que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario.”
Comandante Carlos Fonseca Amador.
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