El mayor obstáculo para desarrollar una lucha por la conquista de cualquier derecho, no es en realidad del enemigo ideológico que se posiciona en contra de las transformaciones, sino y en mayor medida el elemento cultura que ha hecho posible que esas deformaciones tóxicas de las relaciones sociales –deben de ser entendidas así- se perpetúen en el ideario colectivo… Un fenómeno que es extensivo incluso a los que nos encontramos movilizados en las luchas…, no olvidemos que al ser educados inmersos en un sistema de naturaleza excluyente, terminamos reproduciendo antivalores que son difíciles de disipar de nuestro comportamiento…, al punto que nos toma años de lucha contra esa realidad intrínseca al ser humano, partiendo del necesario reconocimiento de esos elementos ligado a la personalidad de cada sujeto.
Partiendo de esta realidad, se hace evidente que la lucha planteada por los movimiento feministas –especialmente los radicales-, son el resultado de un planteamiento equivocado de las causas de la eterna discriminación de la mujer como sujeto social, y al hacerlo, obvian los elemento coyunturales que han originado y perpetuado esa realidad, pues parten del principio de que los miembro del sexo opuesto, son el enemigo y de hecho el sujeto a batir, y que la exclusión y falta de derechos del gremio se debe exclusivamente a la implicación directa del mismo…, o al menos eso es lo que se desprende de sus acciones, documentos, eslóganes, etc. En ese sentido, resulta imprescindible que apuntemos que la violencia doméstica, aunque mayoritariamente se ensaña contra la mujer, hay un 5% de esta cuyo ejecutor es una fémina, e incluso, que al contrario de los que se apunta, el feminicidio no es el efecto de una conducta misógina¹, sino de una conducta potenciada por la cultura trasmitida por todas las esferas sociales.
Así, el machismo es una elemento cultural que se nutre de otros componentes de la cultura –la religión por ejemplo-, que hacen que el mismo haya y sea observado como la única forma de relación entre los dos colectivos dado su carácter hegemónico, al punto que cualquier desviación o reinterpretación de estas relaciones son consideradas como una subversión de un “orden superior”, incluso divino, por un amplísimo sector social, de este modo se convierte en el factor determinante que origina la discriminación en cuestión; sin embargo, debemos de entender que el machismo es trasmitido indistintamente por todos los sujetos sociales (hombres y mujeres), especialmente en el núcleo familiar, en donde individualmente asistimos por primera vez al reparto del desempeño social…, allí se nos determina que cosas son socialmente aceptables y esperables de cada sujeto en relación a la condición sexual…
En el aspecto social de la necesaria lucha por la plena igualdad, ese planteamiento erróneo ha llevado a que se proyecte la lucha desde la creación de leyes de discriminación positiva –conducta importada desde las “democracias” occidentales-, que resulta en el mecanismo efectico para la creación de nuevos grupo de discriminado, el colectivo masculino en este caso, y en crear una realidad que también resulta excluyente… Sin menospreciar la ley como elemento regulador de las relaciones sociales colectivas e individuales, este modo de entender la lucha por la igualdad también tiene otras carencias, y es que no olvidemos que las mismas son un mecanismo de aprendizaje negativo, pues se limita al castigo de una conducta para procurar una corrección de la misma, y que por lo demás ha demostrado ser ineficaz; por cuanto nunca debe de ser priorizada al aprendizaje positivo que resulta de la educación como único elemento de anticipación a la discriminación de cualquier índole…
Como revolucionarios y miembro activos de la izquierda, debemos de comprometernos con el desarrollo y conquista de nuevos valores culturales, unos que permitan impulsar una nueva sociedad que crea en la igualdad como ingrediente indisoluble del desarrollo humano y social… Especialmente en este aspecto de apremiante atención y resolución. Solo entonces estaremos en la senda de la construcción de una sociedad de todos/as y para todos/as…
Comité de Solidaridad Sandinista.
PLOMO.
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¹Es la aversión u odio a las mujeres. No consiste en ser partidario del predominio del hombre sobre la mujer, sino en pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino. La mujer, y como consecuencia la concepción y la familia, son consideradas como aberrantes y rechazables…
*"Marchas de las putas": 1. Nicaragua, 2. México.
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“El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad, entendiéndose que una crítica mal entendida que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario.”
Comandante Carlos Fonseca Amador.
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