Este año, la secretaria de Trabajo de Estados Unidos, Hilda Solís, llegó al país con dos propósitos. Entrar en contacto con sus raíces nicaragüenses, visitando a sus familiares en Jinotega, zona norte y participar en el lanzamiento oficial del programa Better Work Nicaragua, que se impulsará de forma pionera en esa nación centroamericana.
Better Work es un novedoso programa de colaboración entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Corporación Financiera Internacional (IFC), cuyo objetivo es mejorar el cumplimiento de las normas laborales en las cadenas globales de suministro, tanto para proteger los derechos de los trabajadores como para ayudar a las empresas a ser más competitivas.
El programa surgió en Cambodia, una década atrás, con el nombre de Better Factories Cambodia, donde los resultados e impacto fueron notables en ese tiempo. Ha contribuido a la imagen del país como proveedor de prendas de vestir producidas de forma ética, lo que ha convocado al aumento de firmas compradoras de prestigio y al crecimiento del empleo en la nación asiática, al pasar de 100.000 a 300.000 trabajadores, entre el 2000 y el 2009.
Además de la secretaria Solís, al lanzamiento oficial en la capital nicaragüense acudieron la ministra del Trabajo de Nicaragua, Jeannette Chávez, y Virgilio Levaggi, representante de la OIT para Centroamérica, Panamá, Haití y República Dominicana.
También participaron, en calidad de testigos de honor, líderes del sector textil y confección de las zonas francas, del sector privado nicaragüense y de los diversos sindicatos.
“El programa Better Work va a favorecer a los trabajadores y al sector privado, y va a apoyar el desarrollo de la maquila textil en Nicaragua”, destacó Solís. El objetivo del plan, precisamente, es contribuir a la creación de oportunidades de trabajo decente, en este caso en el segmento exportador de vestuario.
El sector textil y confección, según cifras oficiales nicaragüenses, es uno de los más desarrollados en el régimen de zonas francas. Comprende alrededor de 70 fábricas, que corresponden a inversiones nacionales, taiwanesas, estadounidenses, coreanas y mexicanas, entre otras. Se estima que brinda empleo a más de 50.000 personas, de ambos sexos.
Pero a la vez, este es uno de los sectores más golpeados por la crisis financiera y la recesión que experimentó Estados Unidos, a partir de septiembre del 2008 y que se extendió a lo largo del 2009. Se estima que producto de esta recesión y reducción de la demanda se perdieron alrededor de 17.000 plazas laborales y se desplomaron las exportaciones. Sin embargo, en el 2010 se ha registrado una mejoría y un repunte tanto en la generación de empleo como en las exportaciones.
Diálogo social
El representante de la OIT en Centroamérica, Panamá, Haití y República Dominicana, Virgilio Levaggi, conversó con Estrategia & Negocios y explicó que, gracias a la experiencia de Cambodia como país piloto, se adecuó la metodología y se extendió posteriormente a otras naciones asiáticas y africanas.
Levaggi aseveró que siempre hubo interés de desarrollar un proyecto piloto en las Américas y se seleccionó a Haití, país caribeño donde estaba arrancando el programa Better Work cuando se produjo el mortal terremoto de enero pasado.
En ese momento se volvieron los ojos hacia Nicaragua, donde se estaba registrando un proceso inédito y aleccionador. En el 2009, el gobierno nicaragüense, por medio de las autoridades de la Comisión Nacional de Zonas Francas, reconoció la necesidad de generar estabilidad laboral, predictibilidad y competitividad entre los inversionistas en zonas francas, por lo tanto, convocó a empresarios y sindicalistas de ese régimen para negociar el salario mínimo a corto y mediano plazo.
De ese proceso inédito surgió el Acuerdo de emergencia económica y laboral, el cual estableció por consenso tripartito que el reajuste al salario mínimo en ese sector para el 2009 sería del 8% y en el 2010, del 12%. A la par, se comprometieron a desarrollar comisariatos –ventas de productos de la canasta básica a precios más bajos para contribuir al salario real de los trabajadores de las zonas francas.
“No te voy a negar que había otros países, pero nos pareció que aquí había condiciones particulares. Yo, personalmente, respeto mucho el tema del diálogo social en zonas francas, porque la capacidad de negociar salarios que han tenido con proyección de dos años en la primera negociación y tres años en la segunda, es algo que no lo ves usualmente”, apuntó Levaggi.
En su criterio, ha habido una reacción inteligente a la crisis, mediante el consenso y lo ve como una virtud de las autoridades de la Comisión Nacional de Zonas Francas, de los dirigentes empresariales del sector textil y confección y de los líderes sindicales.
En el 2010, los miembros de la Comisión Tripartita Laboral de Zonas Francas volvieron a sentarse y surgió un nuevo acuerdo salarial multianual (periodo 2011-2013), en el que se establecen ajustes salariales a partir del 1 de enero de cada año, por 8, 9 y 10%, respectivamente.
Además, acordaron esfuerzos conjuntos en el ámbito de viviendas sociales, comisariatos, centros recreativos, etc. La meta es recuperar entre 7.000 y 10.000 empleos perdidos, como resultado de la crisis y la recesión. Todo este proceso de diálogo social los hizo reafirmar su interés en impulsar el programa Better Work en Nicaragua.
“Un factor que ayudó notablemente para que comencemos con Nicaragua es el nivel de modernidad que tiene el sector empresarial acá y sus dirigentes gremiales, asimismo, una visión más o menos responsable que yo encuentro en sus dirigentes sindicales. Si tenemos las mismas condiciones en otros países centroamericanos, se podría avanzar”, insistió el representante de OIT en Centroamérica, Panamá, Haití y República Dominicana.
Levaggi prevé que el programa Better Work Nicaragua empiece a inicios del 2011 en todas las fábricas del sector textil y confección de zonas francas. Al respecto, recordó que esta alianza entre la OIT y la Corporación Financiera Internacional (IFC), pretende aumentar la competitividad de la industria a través de la mejora del desempeño económico de las empresas, del nivel de cumplimiento de las normas laborales nicaragüenses y de la Declaración de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT.
Según documentación oficial de la OIT, su metodología se fundamenta en dos ejes principales: primero, evaluación del nivel de cumplimiento de las normas laborales y segundo, apoyo a las empresas para tomar e implementar medidas correctivas, por medio de los servicios de capacitación y entrenamiento ofertados por el programa a las empresas, incluyendo a sus trabajadores. El propósito final es encaminar al país hacia la oferta de empleo decente.
En el caso de Nicaragua, los actores del programa son el Ministerio del Trabajo, institución que representa al gobierno; la Comisión Nacional de Zonas Francas, empresa estatal que crea y administra el régimen de zonas francas en el país; la organización de empresarios y empleadores y finalmente, las organizaciones sindicales.
“Creo que todos los actores del programa tienen que encontrar incentivos adecuados para involucrarse y lograr el éxito del proyecto. Pero es importante que se respeten en primer lugar los derechos fundamentales de los trabajadores, mejorar sus condiciones de trabajo, los salarios que devengan, así como ciertos beneficios de salud, de acceso a productos más asequibles de la canasta básica, es decir, elementos del llamado salario nominal”, concluyó Lovaggi.
Better Work es un novedoso programa de colaboración entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Corporación Financiera Internacional (IFC), cuyo objetivo es mejorar el cumplimiento de las normas laborales en las cadenas globales de suministro, tanto para proteger los derechos de los trabajadores como para ayudar a las empresas a ser más competitivas.
El programa surgió en Cambodia, una década atrás, con el nombre de Better Factories Cambodia, donde los resultados e impacto fueron notables en ese tiempo. Ha contribuido a la imagen del país como proveedor de prendas de vestir producidas de forma ética, lo que ha convocado al aumento de firmas compradoras de prestigio y al crecimiento del empleo en la nación asiática, al pasar de 100.000 a 300.000 trabajadores, entre el 2000 y el 2009.
Además de la secretaria Solís, al lanzamiento oficial en la capital nicaragüense acudieron la ministra del Trabajo de Nicaragua, Jeannette Chávez, y Virgilio Levaggi, representante de la OIT para Centroamérica, Panamá, Haití y República Dominicana.
También participaron, en calidad de testigos de honor, líderes del sector textil y confección de las zonas francas, del sector privado nicaragüense y de los diversos sindicatos.
“El programa Better Work va a favorecer a los trabajadores y al sector privado, y va a apoyar el desarrollo de la maquila textil en Nicaragua”, destacó Solís. El objetivo del plan, precisamente, es contribuir a la creación de oportunidades de trabajo decente, en este caso en el segmento exportador de vestuario.
El sector textil y confección, según cifras oficiales nicaragüenses, es uno de los más desarrollados en el régimen de zonas francas. Comprende alrededor de 70 fábricas, que corresponden a inversiones nacionales, taiwanesas, estadounidenses, coreanas y mexicanas, entre otras. Se estima que brinda empleo a más de 50.000 personas, de ambos sexos.
Pero a la vez, este es uno de los sectores más golpeados por la crisis financiera y la recesión que experimentó Estados Unidos, a partir de septiembre del 2008 y que se extendió a lo largo del 2009. Se estima que producto de esta recesión y reducción de la demanda se perdieron alrededor de 17.000 plazas laborales y se desplomaron las exportaciones. Sin embargo, en el 2010 se ha registrado una mejoría y un repunte tanto en la generación de empleo como en las exportaciones.
Diálogo social
El representante de la OIT en Centroamérica, Panamá, Haití y República Dominicana, Virgilio Levaggi, conversó con Estrategia & Negocios y explicó que, gracias a la experiencia de Cambodia como país piloto, se adecuó la metodología y se extendió posteriormente a otras naciones asiáticas y africanas.
Levaggi aseveró que siempre hubo interés de desarrollar un proyecto piloto en las Américas y se seleccionó a Haití, país caribeño donde estaba arrancando el programa Better Work cuando se produjo el mortal terremoto de enero pasado.
En ese momento se volvieron los ojos hacia Nicaragua, donde se estaba registrando un proceso inédito y aleccionador. En el 2009, el gobierno nicaragüense, por medio de las autoridades de la Comisión Nacional de Zonas Francas, reconoció la necesidad de generar estabilidad laboral, predictibilidad y competitividad entre los inversionistas en zonas francas, por lo tanto, convocó a empresarios y sindicalistas de ese régimen para negociar el salario mínimo a corto y mediano plazo.
De ese proceso inédito surgió el Acuerdo de emergencia económica y laboral, el cual estableció por consenso tripartito que el reajuste al salario mínimo en ese sector para el 2009 sería del 8% y en el 2010, del 12%. A la par, se comprometieron a desarrollar comisariatos –ventas de productos de la canasta básica a precios más bajos para contribuir al salario real de los trabajadores de las zonas francas.
“No te voy a negar que había otros países, pero nos pareció que aquí había condiciones particulares. Yo, personalmente, respeto mucho el tema del diálogo social en zonas francas, porque la capacidad de negociar salarios que han tenido con proyección de dos años en la primera negociación y tres años en la segunda, es algo que no lo ves usualmente”, apuntó Levaggi.
En su criterio, ha habido una reacción inteligente a la crisis, mediante el consenso y lo ve como una virtud de las autoridades de la Comisión Nacional de Zonas Francas, de los dirigentes empresariales del sector textil y confección y de los líderes sindicales.
En el 2010, los miembros de la Comisión Tripartita Laboral de Zonas Francas volvieron a sentarse y surgió un nuevo acuerdo salarial multianual (periodo 2011-2013), en el que se establecen ajustes salariales a partir del 1 de enero de cada año, por 8, 9 y 10%, respectivamente.
Además, acordaron esfuerzos conjuntos en el ámbito de viviendas sociales, comisariatos, centros recreativos, etc. La meta es recuperar entre 7.000 y 10.000 empleos perdidos, como resultado de la crisis y la recesión. Todo este proceso de diálogo social los hizo reafirmar su interés en impulsar el programa Better Work en Nicaragua.
“Un factor que ayudó notablemente para que comencemos con Nicaragua es el nivel de modernidad que tiene el sector empresarial acá y sus dirigentes gremiales, asimismo, una visión más o menos responsable que yo encuentro en sus dirigentes sindicales. Si tenemos las mismas condiciones en otros países centroamericanos, se podría avanzar”, insistió el representante de OIT en Centroamérica, Panamá, Haití y República Dominicana.
Levaggi prevé que el programa Better Work Nicaragua empiece a inicios del 2011 en todas las fábricas del sector textil y confección de zonas francas. Al respecto, recordó que esta alianza entre la OIT y la Corporación Financiera Internacional (IFC), pretende aumentar la competitividad de la industria a través de la mejora del desempeño económico de las empresas, del nivel de cumplimiento de las normas laborales nicaragüenses y de la Declaración de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT.
Según documentación oficial de la OIT, su metodología se fundamenta en dos ejes principales: primero, evaluación del nivel de cumplimiento de las normas laborales y segundo, apoyo a las empresas para tomar e implementar medidas correctivas, por medio de los servicios de capacitación y entrenamiento ofertados por el programa a las empresas, incluyendo a sus trabajadores. El propósito final es encaminar al país hacia la oferta de empleo decente.
En el caso de Nicaragua, los actores del programa son el Ministerio del Trabajo, institución que representa al gobierno; la Comisión Nacional de Zonas Francas, empresa estatal que crea y administra el régimen de zonas francas en el país; la organización de empresarios y empleadores y finalmente, las organizaciones sindicales.
“Creo que todos los actores del programa tienen que encontrar incentivos adecuados para involucrarse y lograr el éxito del proyecto. Pero es importante que se respeten en primer lugar los derechos fundamentales de los trabajadores, mejorar sus condiciones de trabajo, los salarios que devengan, así como ciertos beneficios de salud, de acceso a productos más asequibles de la canasta básica, es decir, elementos del llamado salario nominal”, concluyó Lovaggi.
Hombro a hombro con el Imperio, buscando mejores métodos de explotación que garanticen la estabilidad económica y la "paz social" a los nuevos oligarcas. ¡Felicidades!
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