Las declaraciones de Ali Abdessalam Treki, presidente del 64 período de la Asamblea General de Naciones Unidas, referente a que Venezuela es un ejemplo a seguir respecto al cumplimiento de los Objetivos del Milenio, echan por tierra las campañas esgrimidas por los medios de comunicación occidentales sobre un hipotético “mal” desempeño económico y social de la Revolución Bolivariana.
El alto funcionario de la ONU destacó durante una reciente visita a Caracas que Venezuela “ha logrado ser un modelo de paradigma para los demás países en aras de alcanzar esos objetivos”.
Treki revisó con las autoridades venezolanas el cumplimiento de las metas fijadas por la organización mundial, y cómo este país las ha encaminado en la década pasada.
En el año 2000, 192 naciones aprobaron ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio que deben cumplirse en 2015 para mejorar las paupérrimas condiciones económicas y sociales que padecen millones de personas en el mundo.
Entre éstos se encuentran el de reducir a la mitad el porcentaje de personas hambrientas y de las que tengan ingresos de un dólar al día; disminuir en dos tercios la mortalidad de menores de cinco años y en tres cuartas partes la materna en relación con las de 1990 y que todos los niños del orbe puedan concluir la enseñanza primaria.
Los otros cinco proyectos consisten en detener la propagación del VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades graves; disminuir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de agua potable; garantizar el medio ambiente; mejorar la vida de millones de personas que viven en tugurios; adoptar políticas de desarrollo sostenible y fomentar la asociación mundial para el desarrollo.
Estas proyecciones de la ONU se han visto detenidas por la crisis del sistema capitalista que iniciada en Estados Unidos en 2008 afecta a numerosos países y se extiende a los campos de las finanzas, economía, inversiones, inmobiliaria, alimenticia y ambiental.
A lo anterior se suman las políticas neoliberales, de privatizaciones masivas y de globalización irracional impuestas a muchos países por las naciones desarrolladas a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que provocan la concentración de capitales en manos de unas cuantas personas en detrimento de la mayoría.
Las Naciones Unidas detallaron en un reciente informe que el 1 % de los más ricos del planeta posee el 40% de la riqueza global, mientras que la mitad más pobre solo es dueña del 1%.
Una de las últimas campañas contra la Revolución Bolivariana para tratar de denigrar el sistema social escogido por el gobierno del presidente Hugo Chávez fue la caída del -2 % del Producto Interno Bruto en 2009, motivado por la crisis mundial capitalista y la abrupta baja de los precios del petróleo, principal rubro exportable de la nación.
Continuar el Rebelión.
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Comandante Carlos Fonseca Amador.
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