Dice Gioconda Belli en uno de sus más recientes artículos, titulado “La fuerza de la segunda fuerza”: Dichoso Daniel Ortega que está convencido que tanta gente cree en él. Dichosa ella, diríase en cambio, que está convencida de que su candidato, Fabio Gadea Mantilla, obtuvo una avalancha de votos suficiente para que una fuerza que no existía pudiera colocarse como segunda fuerza, y pobres Ortega y los suyos, que según el insólito análisis de la laureada escritora bien harían en poner su barba en remojo.
El optimismo ha sido una debilidad característica de este humilde opinador, a quien por eso le resulta inevitable poner atención a quienes muestran tan agradable defecto, aunque con frecuencia también frustrante, pero dichosamente no por experiencia propia, contrario a lo que es muy probable que suceda con el júbilo mostrado en el mencionado artículo, jamás escrito con tanto aplomo de vencedora por quien se identifica con una agrupación electoral que acaba de perder unas elecciones en una relación de dos a uno (la más apabullante derrota electoral sufrida jamás por fuerza política alguna en la historia de Nicaragua), a pesar de tener a su favor los dos únicos medios de comunicación escrita en el país y el apoyo de quienes ejercen la hegemonía ideológica y un poder omnímodo en lo económico, lo político y lo militar a nivel mundial. Pero esta insigne poeta y novelista que como con frecuencia ocurre en su medio, confunde la realidad con la fantasía, no se inmuta ante esto y se atreve a afirmar que el candidato del PLI alcanzó en estas elecciones uno de los triunfos más rotundos jamás vistos en la política nicaragüense. Verdaderamente alucinante.
Según Gioconda Belli, la “avalancha de votos” recibida por su candidato fue causada por lo que ella llama la guerra sin cuartel (del “orteguismo”) contra la clase media, la intelectualidad, y todos los que se sienten excluidos, atacados injustamente y cuya libertad está amenazada, luego de haberse referido en otra parte y sobre el mismo tema, al “atropello” del campesinado pobre que, atacado en sus derechos democráticos, se aglutinó en estas elecciones en la Alianza PLI.
Celebro de todo corazón la gran victoria presidencial y cameral del FSLN.
ResponderEliminar¡Salud!