Tras décadas de lucha armada en suelo colombiano resulta de una gran complejidad dar respuestas a una realidad que trasciende las clases sociales, el poder y a la historia misma; y que se revela en un fenómeno social de compleja resolución… Estas líneas deben de ser entendidas como un mero intento de despejar algunas dudas a propósito de los elementos que hacen que el conflicto se perpetúe…, desde la visión individual, por tanto sesgada, de alguien que intenta incursionar en esa realidad…
Desde mi visión personal, existen dos grandes elementos propios de la realidad colombiana que impiden que ese país alcance la paz, estos dos elementos están íntimamente relacionados y son dependientes entre si y a su vez son las causas de todos los demás elementos que impiden que la resolución política del conflicto se produzca…
El primero es el paramilitarismo, el que fue creado por narcoterratenientes cuyo objetivo fundamental es el enfrentamiento con la guerrillas para hacerse con grandes extensión de territorio, así como la eliminación física de su bases sociales; el segundo es el narcotráfico, el mismo hizo posible la aparición del paramilitarismo y que a su vez intoxicó toda la estructura social, incluido el poder, para utilizar los canales legales que permitieran la existencia del primero. En ese sentido, el narcotráfico se hizo con el poder mediante la creación de sus propias figuras políticas, o bien recurrió al soborno y la corrupción para hacerse con la voluntad de los que se encontraban fuera de su esfera de influencia. Ambos elementos se volvieron autónomos en alguna medida, de tal manera que permitió infiltrar a otras estructuras y funcionarios –con el paramilitarismo- que se encontraban en contra del elemento narcotráfico, y que únicamente compartía el ideario “fascistoide”… Es así como aparecen elementos del poder –mandos del ejército, jueces, diputados, funcionarios, etc.- ligados al paramilitarismo pero no al narcotráfico, quienes han asumido como principal cometido dinamitar cualquier proceso encaminado a conseguir la paz…, pues desde su punto de vista, lo único válido es la rendición total de las guerrillas que permitiría mantener las características del sistema.
Pero hay un elemento externo que ha resultado en un agravante fundamental, pues ha hecho que las negociaciones se hayan convertido en una opción descartada; y no es otro que el Plan Colombia, el mismo hizo del país el tercero que percibe más “ayuda” económico-militar de EEUU –tras Israel y Egipto- durante el mandato de Bush, y que ha permitido a la administración estadounidense condicionar la forma de abordar el conflicto, pues desde el norte se ha apostado e impuesto la peor de las opciones, la militar, que no sólo ha enquistado el conflicto sino cierra la posibilidad de cualquier salida negociada… De hecho ese era el objetivo cuando Clinton denominó a las FARC-EP como “Foreign Terrorist Organization” -Organización Terrorista Foránea- y que luego en el 2001 fue catalogada por es mismo país como “Specially Designated Global Terrorist” -Terroristas Globales con Designación Especial- bajo Orden Ejecutiva del presidente de los Estados Unidos, a la vez que se les dio el estatus de “Significant Foreign Narcotics Trafficker” -Narcotraficantes foráneos de importancia- sin ninguna prueba fehaciente e irrefutable aportada para ello; esta política se ha mantenido aún con el cambio de administración, y ha sido exportado a toda el áreas de influencia estadounidense, incluyendo la Unión Europea.
Así, cualquier proceso de paz en suelo colombianos, inicia necesariamente en una decidida y sincera voluntad de las esferas de poder –locales-, y que estas proporciones las garantías de que un eventual proceso de paz no será ahogado nuevamente en sangre como en el pasado; para lo cual se debe de combatir el paramilitarismo como instrumento político-militar, reformas de las estructuras castrenses y eliminación de su impunidad…, acompañados de los primeros pasos en la consecución de una bienestar que llegue al universo social…
Suscribo las palabras del Comandante Fidel Castro Ruz:
“Es conocida mi oposición a cargar con los prisioneros de guerra, a aplicar medidas que los humillen o someterlos a las durísimas condiciones de la selva. De ese modo nunca rendirán las armas, aunque el combate estuviera perdido. Tampoco estaba de acuerdo con la captura y retención de civiles ajenos a la guerra. Debo añadir que los prisioneros y rehenes les restan capacidad de maniobra a los combatientes. Admiro, sin embargo, la firmeza revolucionaria que mostró Marulanda y su disposición a luchar hasta la última gota de sangre.”
PLOMO
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“El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad, entendiéndose que una crítica mal entendida que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario.”
Comandante Carlos Fonseca Amador.
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