lunes, 30 de mayo de 2011

Desde Plaza Catalunya.



La conciencia política con la que se me ha formado en el núcleo familiar, que de hecho responde a la realidad en la que me desarrollé, derivada de la coyuntura historia del pueblo nicaragüense, de la militancia efectiva y sin miramientos de mis progenitores en las causas de la lucha sandinista y a su vez de los suyos, sin olvidar el plus que implica experimentar la pobreza muchos años antes de saber que encierra el significado de esa palabra. Esa naturaleza de mí, ligada a la realidad que he vivido, me hizo “marxista, antes de saber que era marxismo”¹, esto me ha llevado a estar o al menos tratar de estar en la vanguardia de las luchas.

Esa realidad inherente a mi persona ha hecho que me involucré en movimientos por la reivindicación de los excluidos allá donde me he encontrado, sin embargo, es la primera vez que participio de unas manifestaciones pacifistas en contra del poder coercitivo establecido por el sistema en beneficio de las élites; y aunque siempre he sabido de éste tipo de lucha -guardo el recuerdo de la vez en que los zapatistas se enfrentaron pacíficamente a las balas de los militares y paramilitares del gobierno mexicano- nunca las creí expeditivas, quizá por años de práctica de otro tipo de planteamiento de lucha en el momento de ser agredido por los cuerpos de “seguridad”; puedo decirles que me sorprendió sobre manera ver a los compañeros sentados y yo con ellos, dispuestos a recibir los golpes del lumpemproletariado² represor encarnado en los “antidisturbios”, teniendo como única defensa el grito: “SOM GENT PACIFICA… (Somos gente pacífica)

La verdad es que no tenía confianza en el triunfo de nuestro planteamiento, y cuando afloraban mis dudas sobre el método ocurrió lo impensable, la fuerza que emana de la gente que está dispuesta a ofrecer su seguridad, bienestar, la vida incluso por una causa mayor a la individualidad, fue más poderosa que las balas de goma y los golpes indiscriminados (había ilegales porras metálicas extensibles)… La represión hizo que olvidáramos el miedo, y sin miedo vencimos a los que venían a “limpiar la plaza” de ideas que amenazan al poder y al sistema… La plaza era nuestra, la plaza era del pueblo…

Tras la represión urdida desde el poder ocupado por la derecha catalanaCIU-, hubo que atender la cuestión inmediata ante el posible triunfo del Barça, así ocurrió, pues encontramos que aquel se revelaba como un momento idóneo para ser nuevamente desalojados –el dispositivo policial desplegado según supe, era de aproximadamente 4’000; los que intentaron el desalojo se cuentan en unos 350-, por ellos se planteo en asamblea que debíamos de resistir en los accesos de la plaza acordonarlas pacíficamente, permitir la entrada informada de los hinchas que desearan refugiarse entre nosotros e impedir el acceso de los antidisturbios. Y el momento de la carga policial llegó, y vimos a los antidisturbios disparar balas de goma a escasos 5 metros de distancia, sabíamos que no eran de fogueo por la reacción del que recibía el proyectil… En ese momento se produjo una estampida de hinchas que se dirigieron a la plaza perseguido por dos agentes, los mismo llegaron hasta donde nos encontrábamos agarrados unos con otros, sentíamos su respiración “animal”, y al grito de “SOM PACIFIC (somos pacíficos)”, retrocedieron; fue el momento más tenso; luego de lo cual permanecimos completamente rodeados…, no se podía abandonar la plaza y tampoco acceder a ella…

Cada ciertos minutos veíamos cargas, el helicóptero dirigiendo la escena desde lo alto…, ambulancias moviéndose con su estridente grito, y la unidad policial móvil frenética…, y luego el desfile de agentes de civil… -encapuchados como los que siempre salen en los informativos del sistema- en un número tan impresionante que sólo puedo decir que estamos totalmente infiltrados…, estoy seguro que esos sujetos resultan en ser los provocadores en los momentos de tensión… De allí que comprenda lo de los 37 agentes heridos durante la represión –al menos es lo que dice el que los dirige, Felip Puig-, no tengo dudas de que fueron sus propios compañeros… El tiempo discurrió, la adrenalina por las nueves…, y llego el momento que tanto esperamos, se marcharon…

En ese tiempo, pude ver a una masa dispuesta a la lucha, a unos hinchas que se acercaron en un número exponencial a brindar su apoyo, a tomar parte del movimiento –no olvidemos que ellos también son el pueblo-, a estampar sus firmas en nuestros objetivos; pero desde la vanguardia de las luchas por la emancipación de las clases –eso es el movimiento 15M–Democracia Real Ya-, también vi a las masas alienadas por el deporte hecho mercancía, lo que me ha dado una idea de las pesadas cadenas del sistema que están secuestrando la voluntad colectiva…, y de cómo esas entidades deportivas –igual que los medios de comunicación de masas- son efectivos órganos del sistema al servicio de esos poderes invisibles que coartan el pensamiento.

La acampada llegará a su fin para dar paso a otros métodos de lucha…, pero la activación de un amplio sector social no representado por los partidos políticos y sindicatos, es en sí mismo un triunfo, uno que lleva de manera inevitable a la revolución del pensamiento como nunca antes se había visto en este país…, y ese fuego encendido en la conciencia colectiva hoy amenaza con derribar a la Europa de y para los capitales.


PLOMO

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¹ En palabras del compañero Rudys.

²Población situada socialmente por debajo del proletariado –subproletariado-, desde el punto de vista de su realidad social, económica; generalmente compuesta por grupos sociales completamente marginados o desclasados; en la actualidad también se incluye dentro del grupo a componentes del proletariado que hacen bandera de las peticiones de la burguesía; se observa un alto componente cultural en esa posición en contra de sus propios intereses…


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“El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad, entendiéndose que una crítica mal entendida que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario.”

Comandante Carlos Fonseca Amador.

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