sábado, 9 de octubre de 2010

Veterano de la CIA detrás del Golpe en Ecuador

4 Octubre 2010
Norman Bailey, agente de inteligencia de Estados Unidos y experto en operaciones clandestinas. (Foto: Telesur)

El ex director de la misión especial para Venezuela y Cuba de la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Norman Bailey, ha liderado una operación para desestabilizar al gobierno de Rafael Correa

Al pueblo ecuatoriano no les extraña que el gobierno de Estados Unidos esté detrás del último intento de golpe de Estado en su país. Una encuesta realizada por la firma estadounidense Asisa luego de los acontecimientos el pasado 30 de septiembre en Ecuador, revela que más de 50% de los consultados creen que Estados Unidos apoyó la revuelta contra el Presidente Rafael Correa.

El ex oficial de la Agencia Central de Inteligencia, Philip Agee, relató en los años setenta, en su libro “Diario de la CIA”, como él mismo lideró la operación para socavar al gobierno progresista de José María Velasco Ibarra en Ecuador hasta lograr sacarlo del poder bajo fuerza. Agee cuenta como la CIA penetró e infiltró organizaciones sociales, movimientos políticos, medios de comunicación y sindicatos - de derecha y de izquierda - y hasta alcanzaron captar y reclutar agentes dentro de las instituciones gubernamentales para sabotear al estado desde adentro. La operación fue muy eficiente y solo tardó un año para que cayera el gobierno de Velasco.

Velasco fue reemplazado por el Vice Presidente Julio Arosemana, quien rápidamente perdió el visto bueno de Washington por su relación estrecha con Cuba, y fue derrocado en un golpe militar el 11 de julio de 1963, también patrocinado por la CIA.

El “sicario económico confesado”, John Perkins, luego cuenta en su libro “Confesiones de un Sicario Económico” como Washington asesinó al Presidente Jamie Roldós Aguilera, un progresista ecuatoriano quien murió en un “extraño” accidente aéreo en 1981, apenás dos años después de asumir el poder.

Perkins también intuyó que algo parecido podría suceder al Presidente Rafael Correa, debido a sus políticas anti-neoliberales, sus relaciones con Venezuela, Cuba e Irán, y su política petrolera que buscaba “retomar” el control de la rica industria petrolera en Ecuador para beneficiar al desarrollo de su país.

Y lo pensado se hizo realidad el pasado 30 de septiembre, cuando fuerzas golpistas intentaron ejecutar un golpe de Estado, o en lo alternativo, asesinar al Presidente Correa.

La policía nacional infiltrada por la embajada de Estados Unidos, hecho comprobado en un informe oficial del Ministerio de Defensa de Ecuador en 2008, fue el organismo que provocó la crisis el jueves pasado. Y fichas de la Escuela de las Américas, como el CoronelManuel E. Rivadeneira Tello, lideraron los esfuerzos para asesinar al Presidente Correa, disparando contra el carro presidencial durante su rescate.

Pero hay otra figura quien desde las sombras ha estado manejando la campaña de desestabilización contra el gobierno de Correa, penetrando e infiltrando los movimientos indígenas y las organizaciones sociales y políticas de la “izquierda”.

Philip Agee contó hace décadas como la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID) fue utilizada como fachada de la CIA para canalizar fondos a organizaciones no gubernamentales (ONG), sindicatos y medios de comunicación. Y en los años ochenta, el gobierno estadounidense creyó otra entidad para realizar este trabajo, pero con una fachada más legítima.

En 1983 nació la National Endowment for Democracy (NED), creada por una legislación del Congreso de Estados Unidos. Su misión era “promover la democracia” en el mundo. Fue un proyecto impulsado por el gobierno de Ronald Reagan y sus asesores más cercanos, entre ellos, Norman A. Bailey, entonces Asistente Especial del Presidente para Asuntos de Seguridad Nacional.

La NED fue primero utilizada en Nicaragua para desestabilizar al gobierno Sandinista. Lograron su objetivo luego de seis años de trabajo duro, penetrando e infiltrando todos los sectores de la sociedad civil para alimentar el conflicto y desgastar al pueblo. Luego de su éxito en Nicaragua, la NED se ha convertido en la agencia principal de financiamiento y asesoría a movimientos de la “sociedad civil” que favorecen y trabajan a favor de los intereses estadounidenses. En Venezuela, la NED financió a todos los grupos involucrados en el golpe de Estado contra el Presidente Chávez en abril 2002, y ha seguido financiando a la oposición desde entonces.

Dónde hay un gobierno que no le conviene a la agenda estadounidense, allí está la NED, financiando la desestabilización. Ecuador no se escapa de esta triste realidad.

NORMAN BAILEY, VETERANO DE LA CIA

Grupos involucrados en el último intento de golpe contra Ecuador tienen vínculos con la NED y la USAID. Pero una conexión en particular evidencia la profunda operación que Washington tenía en marcha contra el gobierno de Rafael Correa.

En 12 de julio de 2005, el jefe de comunicaciones de la División Estratégica de Desarrollo de la USAID en Ecuador envió un correo electrónico a los otros representantes de la USAID en Quito, expresando su preocupación por la influencia “chavista” en Ecuador. El mensaje incluyó una seria de textos supuestamente demostrando la creciente relación entre Venezuela, Cuba y Ecuador.

Justo ese mismo año fue fundado la Corporación Empresarial Indígena del Ecuador (CEIE), organización encargada de “promover el desarrollo económico local y regional de las poblaciones indígenas”. En Ecuador, es bien conocido que los votos del sector indígena son fundamentales para gobernar de manera efectiva. Los candidatos que logran el apoyo de las redes y movimientos indígenas son normalmente los candidatos que ganan las elecciones ecuatorianas, y el Ecuador tenía elecciones presidenciales el año siguiente, en 2006.

CEIE nació con financiamiento de la NED y la USAID, creada por Ángel Medina, Mariano Curicama, Lourdes Tibán, Fernando Navarro y Raúl Gangotena. Curiosamente, entre sus tres “miembros honorarios”, figura Norman Bailey, agente de inteligencia de Estados Unidos y experto en operaciones clandestinas.

Bailey estuvo en el Ejército de Estados Unidos dónde se especializó en inteligencia estratégica. Fue economista de la empresa petrolera Mobil International Oil, estudiando y analizando el sector petrolero mundial. Fundó la empresa Overseas Equity Inc, que suministraba asesoría al sector financiero internacional y luego se juntó a la firma banquera Bailey, Tondu, Warwick & Co., asumiendo la presidencia. La firma se dedicaba a las transaciones financieras de deudas en los países en desarrollo.

En 1981, Bailey fue nombrado Asistente Especial del Presidente Ronald Reagan para Asuntos de Seguridad Nacional y Director de Asuntos Económicos Internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. A partir del 1984, Bailey fue asesor a distintas agencias gubernamentales, corporaciones, bancos, instituciones financieras y empresas multinacionales en cinco continentes.

En 2006, el entonces Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, John Negroponte, decidió crear la Misión Especial de Inteligencia para Venezuela y Cuba. Nombran a Norman A. Bailey para presidir dicha “misión”.

Fue primera vez en la historia estadounidense que la comunidad de inteligencia creyó “misiones especiales” de alto nivel para distintas países. Solo tres misiones fueron creadas en 2006: para Irán, Corea del Norte y Venezuela/Cuba.

Con un presupuesto multimillonario, Bailey incrementó las operaciones de desestabilización contra los gobiernos de Venezuela y Cuba. Al mismo tiempo, cualquier otro gobierno o movimiento en la región que se asociaba con Venezuela o Cuba estaba sujeto a las operaciones clandestinas de Bailey.

Aunque en 2007, Bailey salió de la Misión Especial de Inteligencia para Venezuela y Cuba, se mantuvo como “miembro honorario” de la CEIE en Ecuador. Bailey también seguía, y sigue, “asesorando” al gobierno estadounidense en asuntos de inteligencia.

CEIE tiene vínculos estrechos con los dos principales movimientos indígenas en Ecuador - y los dos movimientos políticos de “izquierda” que más han salido a criticar y oponerse al gobierno de Rafael Correa.

De los cinco fundadores de CEIE, las conexiones de cuatro de ellos con el gobierno de Estados Unidos son asombrosos.

- Ángel Medina también es fundador y presidente de la Fundación Q’ellkaj, otra organización financiada por la USAID y NED que intenta penetrar y captar fuerzas dentro de la gran comunidad indígena ecuatoriana.

- Fernado Navarro es Presidente de la Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador, obviamente representando los intereses empresariales e intentando influir sobre la comunidad indígena a favor del sector financiero. La Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador también ha recibido financiamiento de la NED y la USAID.

- Raul Gangotena ha sido Consultor del Banco Mundial, becario del Departamento de Estado con un Fulbright, fue Embajador del Ecuador en Estados Unidos del 2003-2005 e Investigador de la NED en 2005, justo cuando fue fundada la CEIE. Es además curiosa que Gangotena fue Embajador del Ecuador en Estados Unidos al mismo tiempo que trabajaba para la NED. Esto evidencia la profunda penetración de Estados Unidos en la política ecuatoriana.

- Lourdes Tibán fue Asesora del Consejo Político de la ECUARUNARI, organización fundadora de la CONAIE, que es el movimiento político indígena ecuatoriano de mayor fuerza. Sus vínculos con la NED y la USAID sin duda influyeron sobre su trabajo con la ECUARUNARI y la CONAIE.

En 2009 y 2010, la CONAIE se convertió en una de las principales fuerzas en contra del gobierno de Rafael Correa. Durante el golpe de Estado del 30 de septiembre, la CONAIE emitió un comunicado responsabilizando al Presidente Correa por la crisis política en el país. Su contraparte política, PACHACUTIK, emitió otro comunicado apoyando al golpe y llamando para la renuncia inmediata de Correa.

El papel de Norman Bailey en los últimos planes de desestabilización en Ecuador no debe ser subestimado. La presencia de este veterano de la CIA en una organización vinculada con los sectores indígenas y empresariales del Ecuador evidencia que la huella estadounidense sigue atentando contra la soberanía del Ecuador.


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