MANIFIESTO:Las organizaciones, colectivos y activistas que suscribimos este manifiesto expresamos nuestro profundo rechazo al carácter festivo con que se conmemora el 12 de octubre en el estado español y en casi todos los países de América.
Se celebra una conquista político-militar que implicó el exterminio de más de 80 millones de personas, el establecimiento de una jerarquía racial, la esclavitud tanto de los pueblos originarios como de pueblos traídos de las lejanas tierras de África y de China y la consolidación de estructuras racistas que perduran hasta hoy. Se celebra una conquista que destruyó culturas autóctonas y formas de organización no mercantil con el objetivo de llevar adelante el expolio económico y el sistemático despojo de los recursos naturales.
Se consolidó entonces un sistema colonial, que hoy se expresa en las políticas neoliberales.
No. No tenemos nada qué festejar. Los costos fueron muy altos y los beneficios se los fueron quedando, muy pocos… No, no hay nada que celebrar, cuando la imposición de los Estados como forma política requerida por el capitalismo ha implicado la imposición de un proyecto homogeneizador de las diferentes naciones y culturas, negando sistemáticamente el derecho a la autodeterminación.
El ideario imperialista se renueva en el proyecto franquista de la “hispanidad”, de “una, grande y libre”, y se mantiene hasta hoy, imponiéndose de manera violenta en los Países Catalanes, así como en otros pueblos de la península ibérica. En Madrid, cada 12 de octubre, el estado español hace desfilar al ejército, para hacernos recordar que lo que no logra con la razón ni la justicia, lo mueve a través de la fuerza. Se impone la desmemoria. Todo intento de rescate de la tradición de lucha de los pueblos de España es reprimida.
Tras el colonialismo esclavista, Inglaterra, la potencia mundial de entonces, promueve la independencia formal de las colonias americanas, para imponer el librecambismo como nuevo modelo de explotación. Hoy la globalización en los términos de las multinacionales fundamentalmente europeas y norteamericanas profundiza lo profundiza.
En el marco de un modelo socio económico que tiene crisis de superproducción y que ha extendido la miseria, los gobiernos de las multinacionales han necesitado desarmar a los pueblos, echando por tierra conquistas laborales, sociales y democráticas que hasta hace pocos años fueron bandera de los gobiernos socialdemócratas.
Privatizan instituciones, bienes públicos y beneficios, impulsando recortes sociales, mientras socializan las pérdidas, rescatando a la banca.
Las multinacionales como Repsol, Endesa, Gas Natural-Unión Fenosa, el Banco Santander o Telefónica, con el respaldo de los estados, acumulan riqueza en los países del capitalismo periférico e impulsan de manera violenta un nuevo ciclo de expolio de los recursos naturales.
Crean las condiciones, en el marco de esta crisis, para buscar como siempre un chivo expiatorio, los inmigrantes. Ese caudal humano sin el cual el crecimiento económico no era ni será posible. La Ley de Extranjería y los Centro de Internamiento de Extranjeros son la expresión institucional de estas políticas.
Ni raza ni hispanidad. Si tenemos alguna cosa qué celebrar, es que a pesar de todo, hoy, seguimos aquí. Que a pesar de las ansias de homogeneización, de acabar con nosotras/os, con nuestras culturas y proyectos políticos, con nuestra dignidad…, nosotras/os seguimos vivas/os. Vivas/os y combativas/os. Hoy la resistencia del pueblo mapuche en Chile y la lucha del pueblo Hondureño contra la dictadura asesina, son claros ejemplos de esta firmeza, así como la resistencia del pueblo catalán frente a las imposiciones del estado español.
Celebramos, desde una memoria viva, la construcción colectiva y el caminar constante de un proyecto permanentemente creativo desde las y los de abajo.
¡Por un 12 de octubre anticapitalista, antifascista y antirracista!
¡Por las luchas compartidas, la solidaridad y la ternura entre los pueblos!
Comisión 12 de Octubre, 2010: Todo por construir, nada que celebrar.
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“El Sandinista debe tener un auténtico espíritu crítico, ya que tal espíritu de crítica constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su fortalecimiento y continuidad, entendiéndose que una crítica mal entendida que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario.”
Comandante Carlos Fonseca Amador.
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